Treinta y Sexy: Semana 32
Esta semana continuó con la locura desbordada con la que cerró la anterior. Afortunadamente, fui capaz de enderezar el barco hacia el final y espero mantener esta tendencia. Fue una semana llena de momentos interesantes, reencuentros y celebraciones. Sin duda alguna… “Behind the clouds, the sun is shining”. Esta es la historia…
Día 218. 8 de abril de 2021
Ha sido difícil retomar la rutina de no saber que fotografiar. A veces simplemente estoy demasiado destruido, sobre todo cuando los tés helados se salen de control con mis amigos.
Hoy estaba acostado un momento en el sillón y miré por la ventana lo nublado que estaba. Quise capturar mi telescopio limitado por las nubes. Yo me siento igual. Limitado por la nubosidad en mi pensamiento. Quisiera creer que llegará el día en que pueda dejar atrás los recuerdos.
Quizá el foco de mi balcón es lo único que sigue siendo azul en mi vida. Lo curioso es que si pusiera una luz negra; también se vería azul. Porque el pico de esos focos es en la frecuencia del ultravioleta, por lo tanto, la luz visible que emiten es azul… Ya se me ocurrirá una forma de crear un agujero negro.
Día 219. 9 de abril de 2021
Hoy fue uno de esos días en los que tuve la fortuna de realizar observaciones que me permiten obtener evidencia para corroborar mi hipótesis. Siempre fue agradable compartir un par de botellas de vino. Todo cambia. En todas partes. En cada lugar, con cada persona. No tendría por qué ser diferente, al contrario, hay que celebrar el cambio, la evolución, el crecimiento. Hoy, por ejemplo, los planes cambiaron radicalmente y, al final, sólo quedaron las botellas vacías… esas botellas que yo llevé.
Día 220. 10 de abril de 2021
Hoy comencé el día al volante, nuevamente regresé a casa después de las cero cien horas. Eso de manejar por la noche se está haciendo costumbre. Pero es un sacrificio necesario para la investigación. Todo el día estuve cansado. Se acumulan los desvelos desde el martes.
Sin saber qué hacer, por la tarde puse un banco en el balcón y durante más de una hora tomé fotos de todo lo que llamó mi atención. Finalmente elegí esta magnífica nube. Se ve tan esponjosa, con toda su estructura. La observé por varios minutos y la vi transformarse. A veces es bueno tener la paciencia para contemplar un proceso que toma tiempo. Creo que eso es una lección en este momento de mi vida. Confiar en el proceso. Tomará tiempo y aunque a veces sienta que no avanzo, o que incluso retrocedo; simplemente se trata de seguir… de no claudicar.
Día 221. 11 de abril de 2021
Aun recuerdo cuando aprendí a resolver el cubo Rubik, tiene más de quince años. Al menos alguien alguna vez se sintió bien por eso y pudo presumirme. Hace años que olvidé cómo resolverlo y hoy este cubo llegó a mí en un reencuentro; quizá es la analogía más acertada en este momento. Me encuentro totalmente revuelto. Tal vez es momento de dedicar tiempo para poder aprender de nuevo a resolverlo y, al mismo tiempo, descifrarme a mí.
Por ahora, la vida de excesos me está pasando factura. Necesito recuperar el control de mi vida, de mi rutina aburrida en la que no hay más lugar para pensamientos inútiles. Hoy comienzo la cuesta arriba.
Día 222. 12 de abril de 2021
Hoy no he dormido y las ojeras en mi rostro lo delatan. Pasé gran parte de la madrugada pensando en cosas que ya no debería contemplar. Pero, al final, me llevaron a una sesión bastante útil. Las respuestas están en mí; algunas, al menos.
La fotografía de hoy es un tributo a ese momento, trescientos sesenta y cinco días atrás, en que decidí cortar mi cabello y, con ello, toda esperanza. Parte de un maravilloso proyecto que me permitió descubrir cosas de mí, en el cual me divertí mucho durante su producción, aunque “no me gustó” es lo único que importó. Se me hace curioso que haya tenido que pasar un año exacto para poder realmente renunciar a todo eso. Toma tiempo… pero es bastante posible.
Para esta foto decidí no peinarme, sólo para resaltar el punto intermedio en el que me encuentro. Reflexiono sobre ese día, en lo que sentí, el dolor que representó arrancarme esa parte de mí. En su momento, las contadas personas que me vieron jamás entendieron la verdadera razón detrás de tan violento acto. Hubo quien me calificó de loco, pero para mí sólo es cabello… vuelve a crecer. Ojalá así de fácil volviera a crecer el amor, la esperanza, la ilusión…
Probablemente hoy hace un año tuve mi último corte de cabello, quizá para final de año lo tenga tan largo como en la otra imagen. Tal vez dentro de un año más sean aún más largos mis chinos… y esta vez puedo sonreír al saber que son sólo míos.
Día 223. 13 de abril de 2021
Hoy mientras leía al caminar observé las nubes y supe que el amanecer sería espectacular. Tomé mi cámara y esperé a que el Sol apareciera por encima del cerro. Ahora puedo comprender el símbolo del Ojo de Ra en la antigua cultura egipcia. Sin duda alguna, el ojo en el cielo. Me fascina atestiguar estos instantes y capturarlos para la perpetuidad.
En estos días he pensado en “el último… “, específicamente en “el último abrazo”. Particularmente he pensado en tres. Recordé cómo es que supe que eran los últimos; al menos, yo sabía que era el último, probablemente a la otra persona no le importó. El primero ocurrió el cinco de abril de dos mil diez, en algún lugar sobre el océano pacífico; curiosamente, durante un viaje en el tiempo. Fue inesperado, incómodo y sabiendo que sería el último; decidí no corresponderlo. Jamás volví a hacer eso, con ese abrazo aprendí a no dar abrazos desganados; a siempre abrazar como si fuera la última vez. El segundo ocurrió el catorce de junio de dos mil catorce, antes de la media noche. Ese ha sido el último abrazo más maravilloso que he recibido. Sabiendo que era el último, lo correspondí de la misma manera. Sorpresivamente, esa constelación reapareció en mi cielo nocturno unas semanas atrás. El tercero ocurrió el veintiocho de marzo de dos mil veintiuno, poco después de las mil setecientas horas. Me entregué a él sabiendo que era el último y sólo confirmé el desprecio y la urgencia por partir…
Es mucho mejor cuando la gente simplemente se va, sin decir nada, sin gestos de lástima… al menos en esos casos sus actos van acorde a sus palabras… inexistentes.
Día 224. 14 de abril de 2021
Hoy me levanté a las cero quinientas horas, creo que estoy recobrando el control de mi rutina. Tener un telescopio en la sala es bastante sensual. Al despertar, lo primero que hice fue observar a Júpiter y sus lunas por unos minutos. No quise tener la distracción de la cámara, lo disfruté con mis ojos. Es una vista hermosa. Mirar ese punto brillante en el cielo y después observar por el ocular del telescopio y descubrir las bandas de su atmósfera y la posición de cada una de las lunas Galileanas; no siempre son visibles las cuatro.
Después de ese instante de contacto con el Cosmos; comencé a leer y leí hasta terminar el vigésimo segundo libro. Me tomó tres semanas terminarlo, es el libro más largo, más pesado y denso que he leído. Definitivamente es de mis favoritos. A lo largo de cuatrocientas cincuenta páginas y dos apéndices me llevó por un viaje astrofísico, desde el ciclo de vida estelar, aprender a derivar la ecuación más famosa del mundo y comprender las implicaciones de los agujeros negros de Kerr, como viajar en el tiempo, no sólo hacia el futuro, sino también hacia el pasado e, incluso, atravesar la ringularidad hacia otro universo (mi cerebro explotó con ese tema).
Sin duda alguna, la mejor parte fue comprender el Principio de Copérnico y poder aplicarlo inmediatamente. Este nuevo entendimiento me permite hacer la siguiente predicción con el noventa y cinco porciento de certeza: asumiendo dieciocho meses como la duración actual; puedo predecir que esa relación durará entre dos semanas y cincuenta y nueve años más. Ni si quiera viviré todo ese tiempo… así que… ¿qué sentido tiene estar?
Nuevamente, la ciencia viene a mi rescate. Hace casi tres años la astrofísica me dio las herramientas necesarias para superar mi depresión; hoy sigue enseñándome suficiente para evitar otra etapa así. Muchas personas me han dicho que el amor no funciona así, que las emociones no se pueden controlar; pero eso es lo que esas personas piensan, sin jamás haberse preguntado cómo es que adquirieron esa creencia. Yo también lo creía, pero yo sí me lo cuestioné. Sometí mis creencias a prueba. La gente dice que las personas no cambian, pero quienes dicen eso es porque jamás se han atrevido a cambiar.
Justo el viernes pasado tenía una conversación similar con quien solía ser mi psicóloga de cabecera (hoy la distancia entre nosotros es mayor que la que hay entre las estrellas). Ella argumentaba que muchas veces las personas sin víctimas de otras circunstancias y que hay hombres manipuladores que engañan. Lo cual es muy cierto, pero por eso el escepticismo es una herramienta tan poderosa. El escepticismo nos da la capacidad de cuestionar lo que nos dicen, lo que observamos. Después, una perspectiva Bayesiana nos puede permitir ajustar el crédito de nuestras creencias y desechar aquellas que no soporta la evidencia. La solución es sencilla; no es fácil hacerlo y trascender nuestros propios prejuicios, pero la solución es sencilla.
Yo decidí cambiar hace casi tres años y en el camino me di la oportunidad de aprender una infinidad de cosas nuevas. Hoy nuevamente me encuentro en el punto donde se cruzan los caminos y ya no estoy dispuesto a seguir esperando. Todo esto se ha convertido en un ancla que sólo me hunde. Dicen que solo se llegará más rápido, pero acompañado se llegará más lejos… ¡Reto aceptado! Yo seré la excepción a esa creencia.
Yo quiero aprender mucho más, crecer aún más, y mi ritmo de crecimiento en esta etapa de mi vida ya es bastante acelerado. Ya no puedo seguir esperando. Hice todo lo que pude. Esta es mi segunda predicción: esta es la última referencia a esa situación. Porque hoy sigo sintiéndome sumamente desdichado; pero miserable, ¡no más! Este es un gran primer paso.
Definitivamente seguiré hablando de mis emociones y mis demonios, de eso se trata este proyecto, pero si vos habéis llegado hasta aquí; os lo agradezco infinitamente. Pero para mí es momento de extender mis alas e incendiar el Cosmos como el Ave Fénix que soy. Os deseo lo mejor en vuestra propia aventura cósmica, que la dicha os inunde eternamente.
Porque a mí ya no me bastan los recuerdos; no volveré a mirar atrás. El único pasado que observaré de ahora en adelante es el que me cuenta el Cosmos… ¡Bienvenido al Universo!
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