Camino a los 33 (Road to 33): Semana 38
La semana 38 estuvo llena de contrastes. Inició en un punto muy alto después del evento con el que cerró la semana anterior. El viaje llenó el inicio de semana con imágenes frescas y únicas pero terminó lleno de frustración por no poder hacer una sesión fotográfica.
El domingo fue un día diferente a lo planeado. Originalmente, pensaba convalecer todo el día en el hotel pero hubo varios factores que modificaron el plan. Primero, el calor era más soportable afuera que en la habitación. Segundo, no amanecí tan destruido como lo pensaba, a pesar de los litros de mezcal consumidos, la resaca terminó un par de horas después del desayuno. Un chocolatito de agua con su pan de yema lo resuelve todo, incluso un corazón roto. Luego, los amigos se animaron a hacer un tour que yo tenía programado para el martes. Así que decidí acompañarlos y aprovechar para hacer fotografía infrarroja y ultravioleta de los lugares visitados. Sin duda alguna, fue un verdadero reto seleccionar una entre cientos pero el nombre del lugar es lo que me motivó a seleccionar la fotografía 260. Siempre en ese mundo fantástico que genero con mis imágenes; encuentro un Lugar de Descanso.
El lunes visité uno de los lugares más emblemáticos de la zona: Monte Albán. Es un lugar fantástico. Siempre que voy a una zona arqueológica, me gusta intentar imaginarla en su mayor esplendor. Si algún día pudiera viajar en el tiempo, me encantaría ir a uno de esos lugares cuando fueron habitados. La fotografía infrarroja hizo mucho sentido para hacerle honor a su nombre y por eso elegí la fotografía 261. Por accidente descubrí que al disparar en formato JPEG, obtengo resultados diferentes en IR. Debo hacer un ejercicio comparativo en el que guarde el archivo ARW y el JPEG de cada disparo, para poder analizar los resultados posteriormente y, tal vez, abrir la puerta a nuevos mundos.
El martes repetí el tour del domingo pero esta vez solo y tuve la oportunidad de intentar encuadres diferentes. La principal ventaja fue que los lugares estaban más vacíos por ser entre semana. La fotografía 262 es un panorama de Hierve el Agua. Realmente son más de 30 fotografías IR para generar el resultado final. En otras noticias, lo último que ella dijo ese día fue “No vuelvo a decir nada. Bye.” A lo que yo respondí “Bye.”, probablemente no nos volvamos a hablar en dos o tres semanas… tal vez jamás.
El miércoles volví a casa. Llegué tan cansado pero aun así me puse a desempacar y acomodar todo lo posible. Me entretuve tanto que casi olvido de tomar la fotografía del día. Pero mientras acomodaba las nuevas adquisiciones para la cava, se me ocurrió documentar, con la fotografía 263, la bienvenida a casa de las botellas de mezcal.
El jueves fue un día muy largo en el trabajo. Varios pendientes que atender después de las vacaciones. Llegué tarde a casa pero aun así decidí montar una pequeña escena. Fue muy difícil armar el trineo, esos perros jalaban cada uno por su lado. La nieve la soplé desde mi mano al momento de disparar la fotografía 264. La próxima vez debo recordar cubrir la cámara.
El viernes fue un día muy frustrante, afortunadamente, la fotografía 265 la tomé al despertar cuando volví a ver una postal que ya extrañaba. Después de eso, todo fue caída libre. No conseguí modelo para mi tarea de Bodyscapes®, de Allan I. Teger, cuando se supone que ya lo había acordado con más de una voluntaria. A la mera hora, nadie quiso. Eso es lo que me molesta de trabajar con gente. Le tomé 200 fotos a las cascadas pétreas y jamás se quejó. En fin, algún día me pedirán algo. Forgiven; never forgotten.
El sábado tuve que enfrentar lo inevitable; el regaño público en clase. Sinceramente, no tengo problema alguno con la crítica a mi trabajo como fotógrafo, siempre es buena para seguir creciendo. Pero es muy diferente ser regañado por no hacer el trabajo. Sí, es mi responsabilidad y no me justifico. Al final, he aprendido a no confiar en las personas para hacer mis fotografías. No volveré a pedir voluntarias pero tampoco volverá a haber sesiones por ser amigos. En fin, después del enojo y frustración, decidí irme al teatro con una amiga. Las risas y carcajadas a su lado siempre sanan. Y qué decir de sus mágicos abrazos. Pero la fotografía 266 se produjo mientras esperaba a mi amiga. Justo atardecía y miraba a toda la gente caminar a prisa por la calle. Yo levanté la vista al cielo y contemplé los hermosos tonos púrpura y me pregunté por qué nadie se detenía un instante a contemplar tanta belleza. Tomé mi cámara y decidí congelar ese instante. Después seguí observando el atardecer hasta que mi amiga llegó. Terminé el día con ánimos renovados para hacer la sesión de Bodyscapes®, de Allan I. Teger, pero sabiendo que no buscaré voluntarias.
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