Astrofísica al rescate
Fue difícil renunciar a los amaneceres, pero ellos siempre estaban ahí iluminando el cuarto del que muchas veces me negaba a salir. Pero alguna vez que me atreví; terminé durmiendo en el sofá de la sala. Al despertar, algo diferente llamó mi atención. Esa franja azul en el cielo era una especie de llamada, algo que me guiaba a las estrellas. Lo observé plácidamente y decidí capturar su evolución a un hermoso rosado… ese tono que siempre me habló de ti. Al salir el Sol, sentí esa calidez en mi rostro que sentía cuando tus manos acariciaban mis mejillas. El Sol… es ahí donde todo empezó.
Esperé por el día tras día y aunque hubo amaneceres obscuros, turbios y lúgubres… llenaron de encanto mis ojos. Algo en mí empezó a vibrar y una tarde volví a ver el llamado del Cosmos. Aunque esta vez me invitaba a contemplar la Luna. Así que, después de tanto tiempo de haberme negado a mirarla; decidí tomar mi cámara y fotografiarla justo al salir detrás de los cerros. La intenté capturar de muchas formas, una larga exposición en blanco y negro reveló, en el cuarto obscuro, una señal en el cielo.
Los amaneceres continuaron arrastrándome de mi tristeza. En ellos descubrí magníficos momentos que me hacían reencontrar un propósito en mi vida. Pero no era suficiente, podía ver el Sol surgir y tocar las montañas, pero no era suficiente. El Sol, la Luna, las nubes… todos podían verlas igual que yo, admirarlas igual que yo, fotografiarlas igual que yo… Pero para mí ya no era suficiente. Necesitaba aferrarme a algo para sobrevivir.
Irracional puede haber sido mi decisión, pero deseaba algo diferente y la siguiente Luna llena se acercaba con prontitud. Así que preparé mis herramientas, calibré, hice unas pruebas y cuando menos lo esperaba… ahí estaba. La misma Luna que había capturado un mes atrás, tras el mismo cerro… ahí estaba, pero esta vez muy diferente. La sensación fue maravillosa, esa emoción de verla tan cerca y ese mismo temor de verla tan real. Poder ver sus cicatrices y comprender el violento origen que nos une… Mis ojos jamás volverán a ser los mismos. Mi mirada ahora se llena de un asombro diferente, poco a poco los secretos del Cosmos me dan un motivo para seguir mirando hacia arriba. La observo con detalle y pienso en ti. Recuerdo tus palabras al contarme por qué te identificas con ella. Sí, la Luna es fascinante en todas sus fases y he aprendido que es más fácil estudiarla en las menos luminosas. Los contrastes hacen de los cráteres algo magnífico… muchas veces me asusto al sentirla tan cerca. Y deseo… cómo deseo que pudiera ser testigo también de tus fases… quizá esa es la razón por la que ahora la observo tanto. Con la esperanza de que, quizá, sólo quizá, nuestras miradas se encuentren en ella, mientras los dos la admiramos.
Zabordado me encuentro frente al cosmos y aunque muchos días habían pasado ya, desde aquel octavo día en el que se te revelaría el secreto… en el cielo siempre se encuentra escrito ese mensaje para ti. Así que esa primera noche del último mes del año… decidí salir a contemplar lo que mi corazón dicta… Sí, a Marte. Y aunque sólo es un punto rojo, podrás decir; el hecho de poder mirarlo tan cerca me hace un poco feliz. Cada que levanto la mirada en el cielo y veo ese punto rojo… sé que lleva un mensaje para ti. Las estrellas complementan una composición que resulta, literalmente, celestial.
Con esa observación del planeta rojo terminé mi año astronómico. Pero enero nos trajo un evento particularmente interesante. Un eclipse total de Luna siempre es interesante, el cielo tiende a no cooperar, pero esta vez las condiciones climatológicas fueron perfectas. Tuve que arrastrar ochenta kilos de equipo por mi cuenta. La astrofísica no es una actividad recreativa muy interesante para muchas personas. A menudo me juzgan de estar loco, pero cuando ven el resultado de todo ese esfuerzo… los comentarios cambian. El eclipse en totalidad es hermoso y bastante sorprendente (segunda imagen de la serie), pero definitivamente la cuarta imagen de la serie me resulta aún más sorprendente. Sí, la mitad de la Luna está sobreexpuesta, pero era necesario para poder capturar el tono rojizo de la otra mitad, al igual que esa frontera en la que, justamente, la luz y la sobra se dividen. La sombra de la tierra. Las siguientes dos imágenes muestran el otro extremo, la parte visible correctamente expuesta y la parte de la sombra subexpuesta. Uno podría imaginar que se trata de cualquier otra fase de la Luna; pero si se es observador, se sabrá que la curvatura de la sombra en una Luna creciente es convexa y no cóncava.
Últimamente miro al cielo con más frecuencia, no importa el lugar, ni importa la hora, no importa el día. Pienso en ti y deseo tanto haber podido compartir esos momentos contigo. En estos amaneceres de febrero, otro evento planetario magnífico se está desarrollando. Tres planetas se alinearán en el cielo el día 27, aunque desde mucho antes los he podido observar y estudiar.
Mirando desde el balcón se ven las luces de la colonia de enfrente. Pero hay tres puntos, diminutos puntos de luz, del lado derecho de la fotografía. Hasta arriba se encuentra Júpiter, el rey de los planetas. El más brillante es Venus y, a penas visible, justo debajo de Venus; se encuentra Saturno. Cada mañana los observo moverse en el cielo.
Planeta, una palabra que tiene sus orígenes en el griego y que propiamente significa “errante”. Venus, Marte, Júpiter y Saturno son visibles a simple vista. Mercurio es difícil de observar por su cercanía al Sol. Urano y Neptuno fueron descubiertos, ya que no es posible observarlos sin la ayuda de un telescopio. Con un podo de matemáticas y bastante paciencia, sé que podré incrementar mi colección de fotografías del sistema solar. Definitivamente mejorarlas será parte del plan. Venus es sumamente brillante, al ser fotografiado directamente; sólo parece una estrella demasiado cercana, pero es a causa de su atmósfera que refleja cerca del 70% de la luz. Pero al observarlo de cerca con algunos aditamentos ópticos; se pueden percibir los maravillosos colores de su gruesa atmósfera. Quién diría que un planeta tan bello a la vista; resultaría ser un verdadero infierno.
La primera vez que vi a Júpiter; me quedé atónito. Es un diminuto punto en el cielo, pero cuando apuntas el telescopio hacia ese punto; descubres algo maravilloso. No está solo. Cuatro pequeños puntos lo acompañan: las cuatro lunas Galilieanas. Ío, la más cercana, es el lugar más activo volcánicamente en todo el sistema solar; Europa, la segunda más cercana, en al cual se sospecha que tiene un gran océano de agua líquida debajo de su superficie gélida y donde probablemente haya condiciones para que exista vida; Ganímedes, es la tercera más cercana, es la luna más grande en todo el sistema solar y es 8% más grande que el planeta Mercurio, aunque sólo tiene el 45% de su masa; finalmente, Calisto, el tercer satélite más grande del sistema solar. Al mirar de cerca con otros ópticos (y un filtro azul para mejorar el contraste); se puede descubrir los detalles más magníficos de Júpiter. Después fue el turno de Saturno, visto directamente con el telescopio, sólo es un disco de luz que bien podría pensarse que es una estrella movida por el tiempo de exposición. Lo cierto es que la cámara jamás le hará justicia a lo que se puede ver por los ópticos de un telescopio, a esa distancia también se pueden apreciar algunas de sus lunas. Pero cuando te acercas lo suficiente; la característica más maravillosa del planeta sale a relucir. En su momento, descritos como una especie de “orejas”; los anillos de Saturno son uno de los elementos del sistema solar que más curiosidad despiertan. Sin duda alguna, es mi fotografía favorita hasta ahora. Tuve que llevar todo mi equipo al límite para poder hacer estas fotografías, sé que las cosas habrían sido más fáciles al estar en un lugar obscuro y en el exterior. Pero haber podido haber hecho todo esto desde la comodidad de mi sala; es un punto adicional de sensualidad para el balcón azul. No sólo puedo contemplar los hermosos amaneceres, no sólo me toca ver cada Luna llena, también puedo contemplar y estudiar los planetas.
Es un momento de gran satisfacción que me habría encantado poder compartir contigo, así que esta es mi forma de hacerlo. Porque, aunque sé que mi lugar es en el olvido… yo te llevo conmigo en mi errante viaje por el espacio-tiempo, justo como lo prometí, justo como seguirá siendo… From dusk to dawn one night at a time.
P.S.: I love you
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