Había planeado escribir esta publicación dentro de dos semanas que se cumplieran dos meses exactos desde la última vez que escribí. Sin embargo, una serie de eventos me han impulsado a hacerlo el día de hoy.

Después de 365 días continuos de fotografía; necesitaba un sabático. La idea original fue tomarme un mes completo de descanso. Sin embargo, eso no fue posible. Me invitaron a realizar una sesión de fotografías para un proyecto y terminé siendo el Director de Fotografía y el Editor de Don Mole y el Negro Canul Chow.

Mi estado anímico actual me demanda trabajar en un proyecto fotográfico. Mis días han estado llenos de emociones encontradas. Hace unos días una persona, que he llegado a extrañar bastante en mis días más obscuros; me escribió diciendo que extrañaba mi blog. “Vaya suerte la del blog”, fue mi respuesta. Una amiga que me había dejado de hablar porque había empezado una relación sentimental; me escribió para decirme que me extrañaba… sí, las sospechas fueron correctas, su relación había terminado. He perdido a mi mejor amigo en una situación similar, antes nos veíamos una o dos veces por semana… hoy ni si quiera un mensaje compartimos. Lo importante es que sean felices. Yo aquí estaré para cuando lo necesiten. Hoy me he dado cuenta que estoy más solitario de lo que había estado en mucho tiempo…

Me tomé un momento para reflexionar en las cosas que he hecho las últimas seis o siete semanas y me di cuenta que hay días que no recuerdo. Días que fueron tan monótonos que mi cerebro los borró completamente. Me sorprendió bastante, pues después de 365 días de haber sido completamente consciente de lo que viví; hoy veo lo gris que se torna mi vida sin la fotografía.

El 20 de octubre es el cumpleaños de mi padre. Ayer tuve la fortuna de compartir la tarde con ellos y un par de sus amigos. Suelo no hablar en esos momentos pero es tan bello estar con ellos y los vodkas hicieron su trabajo de entorpecer mis filtros. Te das cuenta que has dejado de ser un niño cuando decides meterte a la plática de los adultos y terminas explicándoles tu filosofía de vida y tu pasión por la fotografía. En ese momento me di cuenta que tengo perfectamente claro quién soy… Mientras les platicaba de una situación que ayer me asustaba; me di cuenta de lo que quiero y hacia dónde voy… Decidí actuar.

Las consecuencias de mi decisión son que hoy, nuevamente, debo levantar los pedacitos que han quedado. Porque la vida es como la fotografía. A veces la imagen que quieres capturar; sólo dura un instante, un segundo y si no estás listo, ese majestuoso instante se pierde y, probablemente, jamás se vuelva a tener la oportunidad de capturarlo de nuevo. Así es la vida… Me dio la oportunidad de ser aún más feliz y compartir. Sin embargo, ante mi titubeo; perdí la oportunidad de presionar el disparador… de capturar ese momento… tal vez, sólo tal vez, ha sido demasiado tarde y viviré con las consecuencias de eso. No me queda más que tomar mis cosas y seguir adelante… solo… como siempre lo he hecho.

Todas estas emociones: esta tristeza; la decepción; la frustración; el miedo… serán la mezcla perfecta para construir algo nuevo. Es momento de cargar las baterías, empacar la maleta y emprender un nuevo viaje con cámara en mano… Es momento de emprender un nuevo camino.