Técnicamente, la primera semana de 2021, pero la última del primer tercio del proyecto. Cuatro meses se han ido ya, a veces me resulta sumamente difícil creerlo. Y pensar que a las tres semanas comencé a decir que se me acababan las ideas. Ha sido un inicio de año… extraño. Pero cada día es una nueva oportunidad de crear algo… fantástico y eso ha sido lo que ha caracterizado esta décimo octava semana.
Día 120. 31 de diciembre de 2020
El primer día de esta semana resulta ser el último día del año. Ha sido un gran viaje a pesar de la situación. Tuve la fortuna de ser reencontrado, de vivir un cuento de hadas, de crear esperanza, de enfrentar la desesperanza, de renunciar a mis sueños, de perder los colores y de trascender a mi egoísmo. Y durante todo eso logré aumentar mi sabiduría… sí, hoy finalmente comprendo el significado: saborear la vida. Me he convertido en un agujero negro ultramasivo; hoy soy ese Quasar. Es momento de volver a casa, ese lugar donde solo mi soledad y yo existimos. Eso representa la última imagen del año, donde el blanco y negro ya no dominará, donde soy yo quien crea ese mundo fantástico que no es otra cosa que el mundo real visto a través de una mirada diferente… mi mirada. Este es el resultado de la inspiración que supe donde buscar aquella noche siete semanas atrás.
Día 121. 1 de enero de 2021
Un nuevo año ha comenzado, una vuelta más a nuestra estrella. Esta noche decidí observar el cielo nocturno con una mirada diferente. Tuve un par de horas de suficiente obscuridad entre la puesta del Sol y la salida de la Luna. Durante ese tiempo observé a M42 nuevamente, pero esta vez la capturé con luz visible (tono verdoso) y luz infrarroja (tono rojizo). El resultado es la imagen del día de hoy que es una composición de ambas frecuencias.
Son fotografías que tomé desde el balcón, lo cuál implica que el telescopio está inmóvil y eso me obliga a empujar el ISO a su máxima capacidad. La cámara infrarroja sufre en esos casos, necesito salir y usar la montura para poder hacer exposiciones de varios minutos. O, mejor aún, invertir en una cámara Full Frame de espectro completo. Por ahora, este resultado me gusta mucho y me inspira a salir en busca de más objetos del cielo profundo. No puedo esperar a que llegue la Luna nueva.
Día 122. 2 de enero de 2021
Casi cuatro meses después resultaba cruel seguir teniéndolos en ese lugar tan apretado. Es sumamente egoísta intentar mantenerlos en esa pecera cuando cada día crecen más. Es tan cruel y egoísta como querer meter todo este amor, del tamaño del universo, en un balde de agua.
Hoy decidí mudarlos a esta linda maceta que me regaló mi abuela. Creo que pronto les quedará chica, pero por el momento tendrán más espacio para seguir creciendo. La luz del amanecer los ilumina cada mañana de forma espectacular y por eso decidí realizar esta composición. Son parte de mi vida, de mi mundo fantástico… los amo tanto.
Día 123. 3 de enero de 2021
¿Alguna vez te has preguntado cómo se vería un atardecer si percibiéramos un poco más de la frecuencia infrarroja? Yo a menudo me hago preguntas así. La imagen de hoy intenta responder a mi curiosidad. Esta fotografía la capturé justo cuando el sol estaba por debajo del horizonte.
Mi punto de vista es completamente hacia el este, lo que significa que ya no capturé radiación directa del Sol, me imagino que lo que podemos observar es la luz infrarroja reflejada por la misma atmósfera. Esta imagen mantiene el balance de blancos personalizado directamente en la cámara, no tiene la segunda corrección que típicamente se aplica en posproducción. Esto es lo más cercano a como mi cámara infrarroja percibe el mundo. ¿Y si vamos al extremo opuesto? Quizá es momento de usar el filtro que sólo permite el paso de la luz ultravioleta.
Día 124. 4 de enero de 2021
Una vez capturado el atardecer, decidí capturar el amanecer. Lo que puede parecer un error garrafal, en esta fotografía es una acción totalmente intencional. Una vez que conoces las reglas, aprendes a saber cuando romperlas. En este caso, decidí explotar el flare producido por disparar directamente hacia la salida del Sol tras los cerros. La razón detrás de esta decisión es la carencia de nubes. Quienes conocen mi trabajo con luz infrarroja saben que adoro los cielos con nubes. Al no haberlas esta mañana, me vi obligado a improvisar y crear fantasía para mi mundo de una forma diferente. El resultado me ha inspirado a utilizar un de mis herramientas que ha estado almacenada por más de dos años. Es momento de experimentar para ver si es posible incorporarla al proyecto en el futuro.
Día 125. 5 de enero de 2021
Hoy terminé el primer libro del año, aunque es uno que empecé en los últimos días del anterior. Lo cierto es que es el décimo libro de este proyecto. Desde hace meses había querido indagar más en evolución y, sin duda alguna, este es el libro para hacerlo. Es una fantástica lectura que me ha puesto a reflexionar en muchos aspectos. Hoy estamos acostumbrados a la satisfacción instantánea. Pero la evolución me ha permite recordar que hay cosas que toman tiempo. Que los cambios son pequeños, pero cada paso me permite acercarme más a eso por lo que lucho. Y muchas veces esos pasos tendrán que ser desechados, pero la cuestión es seguir evolucionando, un poquito a la vez.
La evolución es tan hermosa, no sé como es que no me interesé más en estos temas en mis clases de biología. Quizá podría culpar a nuestro nefasto sistema educativo, pero es mucho más probable que haya sido más mi apatía durante mi juventud. No recuerdo nada de biología de la secundaria, los pocos recuerdos que tengo son de la preparatoria. En fin, lo importante es que nunca es tarde para aprender… ¡Quiero saber más! Pero pronto será momento de volver al tema que más me apasiona: ¡Física!
Día 126. 6 de enero de 2021
Es sumamente raro que alguien me diga que quiere una sesión de fotos. En este caso tuvo que pasar, probablemente, más de un año desde el momento que expresaron el deseo hasta que las agendas coincidieron para concretarla. El llamado fue una hora antes del amanecer. Tenía algunas ideas, pero siempre es difícil ejecutar cuando los nervios inundan mi mente. El objetivo, a solicitud expresa, era explotar la hora dorada (irónicamente sólo dura alrededor de veinte minutos) del amanecer.
Sujetos a los caprichos del clima de los últimos días, tuvimos la fortuna de contar con un amanecer sin nubes. Con el primer rayo del Sol por encima de los cerros, el clic de mi cámara resonó y comencé a trabajar. El resultado fue una maravillosa sesión de la cuál me han permitido incluir cinco imágenes en mi portafolio DesnudARTE y una de ellas para este diario fotográfico.
También aprendí algunos detalles del comportamiento de la luz natural en mi departamento. Por ejemplo, comenzar con las posturas de pie sería una buena idea. Sí, resulta obvio y debí pensarlo antes, simples ángulos de incidencia, pero aún así, creo que la intención de cada sesión dictamina como explotar la luz disponible.
Para mí resulta un verdadero privilegio fotografiar a personas valientes que se atreven a explorar su belleza de una forma diferente. Lo siguiente es algo que no quisiera tener que exponer, pero, lamentablemente, es una triste realidad.
Casi no comparto los retratos que le hago a las personas, porque es algo personal, muchas veces íntimo de esas personas. Si ellas quieren compartir las fotografías, yo no tengo ningún inconveniente. Si yo quiero experimentar con nuevos esquemas de iluminación y compartir los resultados, me puedo fotografiar a mí, aunque no suelen ser las producciones más sencillas.
El punto de todo esto es que históricamente he recibido comentarios como “Ay, pero está gorda”, “Es que está feita y no luce nada” o “No me gusta su sonrisa, se ve falsa”. Todos ellos de otras mujeres. Cuando eso sucede, muchos cuestionamientos vienen a mi mente, pero lo cierto es que encuentro sumamente vergonzoso y deplorable que las personas que se quejan de que alguien más haga ese tipo de comentarios; suelen ser las mismas que los hacen y, aparentemente, en esos casos no hay ningún problema.
A mí no me interesa compartir las fotografías que les hago a las personas porque crea que son buenas. Incluso pueden no serlo técnicamente, pero para mí es una celebración del amor propio, la seguridad y el valor que esa persona tiene y proyecta en las imágenes. Además, a la única persona a quien debe satisfacer mi trabajo; es justamente a la que tiene el valor de plantarse frente a mi cámara.
Yo jamás le he pedido a alguien que se quite la ropa. De hecho, es la primera vez que realizo una sesión de desnudo de forma profesional. Todas las imágenes anteriores las capturé durante prácticas mientras estudiaba, rodeado de otros cinco o seis fotógrafos. Encuentro flébil el simple hecho de que las personas sugieran que lo hago por ver cuerpos desnudos. Si eso fuera cierto, cualquier motor de búsqueda me puede entregar una cantidad de imágenes que no podría consumir ni en cien vidas.
Tampoco me interesa fotografiar súper modelos de portadas de revista, que ni ellas mismas cumplen con los estereotipos excesivos de la posproducción. Como fotógrafo, me interesa fotografiar a personas reales. Una faceta de una persona real, porque todos tenemos varias de esas.
Más de una vez me han dicho “pero me arreglas con Photoshop”. Cuando ven sus imágenes y me preguntan que les hice para lograr que se ven así, suelen sorprenderse cuando les digo que nada. Es mi responsabilidad como fotógrafo que la imagen esté lista al momento de la captura. Es mi obligación que las personas luzcan bien (quienes dicen que no son fotogénicos, sólo es porque el fotógrafo no ha sido suficientemente bueno). Es mi intención mostrarles a las personas que son bellas por el simple hecho de existir.
Sé que yo no puedo cambiar el mundo, de hecho, no me interesa hacerlo. Mi objetivo es cambiarme a mí. Y, aunque lacrimoso, sé que seguiré escuchando ese tipo de comentarios que no son más que una expresión de nuestro intrínseco egoísmo humano. Yo seguiré trabajando, haciendo mi mayor esfuerzo y explotando todo mi conocimiento para capturar a las personas de la forma en que se sientan bien, valientes, bellas, amadas. Mientras cada uno de mis modelos experimente esas emociones durante una sesión conmigo; como fotógrafo habré cumplido. Y, quizá, sólo quizá llegue el día en que escuche un “¡Guau, que valiente y hermosa persona!”.
P.S.: I love you