Una semana más en la bitácora. Ésta estuvo llena de cosa diferentes, me he sometido a factores estresantes de forma voluntaria para poner en práctica lo que he aprendido hasta ahora en mi protocolo de Biorretroalimentación; con resultados notables y positivos. Ya falta tan poco y, al mismo tiempo, parece tan distante el día en que finalmente pueda darle carpetazo a este proyecto. Aquí la historia de los últimos siete días.
Día 302. 1 de julio de 2021
Nuevamente tuve una noche complicada, mi descanso se está atrofiando, aunque no está impactando mis lecturas matutinas, por el momento. El problema es que soy adicto a resolver problemas y estoy quitándome una o dos horas de sueño por ponerme a armar el rompecabezas en las noches. El objetivo de hoy sólo es hacer una nueva iteración de Radix Sort y acostarme a las dos mil doscientas horas. Necesito buen descanso, al menos, dos noches previas.
Hoy terminé de leer el trigésimo primer libro. Eso empata la marca de un año calendario en pandemia. Espero seguir en casa los próximos dos meses para poder establecer una nueva. Mis estimaciones proyectan un total de treinta y cinco libros, me pregunto si puedo lograr los Treinta y Sexy… aunque ella ha sugerido treinta y siete, pero no lo veo alcanzable, sobre todo por la longitud y temática de los libros que estoy leyendo. Cuatrocientas páginas científicas, en promedio.
En fin, este libro fue muy divertido porque se enfoca en ver que tan probable es lo que hoy resulta imposible, utilizando la ciencia como base, por ejemplo: invisibilidad, el viaje en el tiempo, precognición, máquinas de movimiento perpetuo, levitación, telequinesis, entre muchos otros temas.
Definitivamente mi parte favorita fue la de precognición, es una forma muy interesante de entender Quantum Electrodynamics. De hecho, en algún momento alguien me saludó y la conversación sucedió algo así:
Alguien: ¿Cómo va tu día?
Yo: Pues normal [en cuanto lo escribí; recordé cuánto le molestaba a ella que le dijera eso].
Alguien: No suenas con mucho entusiasmo.
Yo: Estoy tratando de comprender la relación que tiene la electrodinámica cuántica con la precognición y la retrocausalidad.
Alguien: ¡Madres! No entendí nada de lo que dijiste.
Yo: Lo ves, por eso el “Pues normal” es suficiente.
Alguien: “Wey, ¿por qué no eres normal?”
Quien iba a pensar que, tres años después, “normal” significaría “estoy tratando de descifrar y comprender las leyes fundamentales del universo” … Pero, bueno, iba a ser fácil pretender un mes, ¿verdad? “Soy sumamente inteligente”, cada vez que me acuerdo; me doblo de la risa. ¡Quizá soy como Megamente! Aunque entonces debería tener una cabezota.
Bueno, son las dos mil trescientas quince horas y no me he dormido, tampoco hice el Radix Sort, pero cuando hablo con ella, todo lo demás puede esperar. Después de un largo viaje de ochenta y un minutos y once segundos que nos llevó desde QED, precognición y retrocausalidad, hasta diferenciación, panspermia y cosmología; definitivamente he llegado a la conclusión de que mi vida amorosa también resulta cuántica. Cuando tuve el tiempo, no tuve la energía. Y cuando el momento fue el correcto, no pude determinar la posición… ¿Quién dijo que el Principio de Incertidumbre de Heisenberg no tiene aplicación a la vida cotidiana?
Día 303. 2 de julio de 2021
Hoy casi no dormí y finalmente se vio reflejado en mis mediciones matutinas. Mi HRV fue un pésimo cincuenta y cinco y mi MR fue de cinco. El dominio de mi sistema nervioso simpático es sumamente alto, casi llega a la zona roja. La explicación es simple, dormí menos de cuatro horas. Antes de acostarme me quedé pensando en cosmología cuántica y mi cerebro no se detuvo por más de una hora. Probablemente habré dormido hasta después de las doble cero treinta horas. Además, ya es viernes y ese es el factor más estresante. Mañana es el día.
Estoy a punto de terminar la quinta semana del protocolo y no he descrito de que ha tratado este ejercicio. Durante los últimos cinco minutos de cada sesión de respiración, se aplica la técnica llamada Heart Shifting, la cual permite cambiar el estado del corazón. Durante minuto y medio, al inhalar, siento físicamente los factores estresantes, por ejemplo, ¿cómo siento la ansiedad? Una fuerte presión en el pecho, extremidades adormecidas, etc. Al exhalar, se libera esa sensación. Lo importante es sentirlo físicamente, no revivirlo cognitivamente.
Durante los siguientes noventa segundos, trato de liberar mi mente de cualquier pensamiento y sólo me centro en mi respiración. La sensación del aire frío y fresco al inhalar, la expansión de mi diafragma y luego como sale ese aire de mis pulmones.
Finalmente, los últimos dos minutos aplico la técnica para cambiar el estado físico de mi corazón. Mientras inhalo, me centro en sentir la sensación física que quiero alcanzar, por ejemplo, tranquilidad, serenidad, seguridad en mí (y ¿cómo se siente eso?). Al exhalar, simplemente libero cualquier sensación asociada con mis factores estresantes.
Usando esa técnica logré llevar mi PEAK HRV hasta ochenta, el día de hoy. Para poder identificar las sensaciones físicas me puse a recordar momentos agradables a lo largo de mi vida. Cómo me sentía la noche del dieciséis de diciembre de dos mil dieciséis (probablemente ya era la madrugada del día siguiente). O cómo me sentía la noche del once de julio de dos mil diecisiete. O la noche del veinte de octubre del mismo año. O la noche del dieciséis de diciembre de dos mil diecisiete. O el trece y catorce de julio de dos mil dieciocho. Bueno, creo que el punto es claro.
Entonces, puedo abrazar esas sensaciones y soltar las más resientes. El resultado ha sido sorprendente. Creo que finalmente estoy logrando lo que había querido todo este tiempo. No sólo poder recordar los momentos bellos y sentirme en paz, sino utilizar las sensaciones de los momentos felices de mi vida como combustible para alcanzar mi máximo rendimiento.
Hoy armé casi todo lo que faltaba del núcleo de la galaxia. Creo que tendré que empezar a trabajar con las piezas negras porque cada vez es más difícil colocar las piezas que van a las afueras de la galaxia.
El libro que comencé a leer hoy inicia el capítulo uno con la siguiente cita:
Everyone takes the limits of his own vision for the limits of the world. -Arthur Schopenhauer
Sigue siendo tan cierta. Por eso me gusta aprender tantas cosas, para poder ver las situaciones desde múltiples perspectivas. Eso me ayuda a ver le mundo a través de los ojos de los demás.
Día 304. 3 de julio de 2021
Hoy es el día en que comienza la batalla contra mi némesis. No tuve una gran noche, pero no hay vuelta atrás. Sólo espero sobrevivir. Será necesario utilizar todas mis nuevas tácticas. Que comience la batalla…
Durante un par de momentos del conflicto; me sentí acorralado. Pero en el momento en que empezaron a llegar los pensamientos negativos y la desesperación, simplemente respiré y logré concentrarme nuevamente. Al final, creo que lo hice bien… habrá que esperar el primer resultado. Pero la guerra apenas comienza.
Después de la sesión estresante, me puse a armar un poco más del rompecabezas, ya está casi toda la galaxia, sólo falta el brazo sur, pero cada vez es más difícil.
Día 305. 4 de julio de 2021
Vaya noche… Tuve un sueño muy extraño que tenía que ver con el viaje en el tiempo y la única forma de garantizar que ella fuera feliz era que yo muriera en uno de estos saltos. La influencia fue la película que vi anoche, pero recuerdo que mi sueño se repetía una y otra vez y siempre les decía que la única forma de cambiar el futuro era que yo regresara en el tiempo y detonara algo, en el proceso yo iba a morir, pero siempre trataban de salvarme y entonces el ciclo volvía a repetirse. Finalmente tenía que ser sacrificada mi existencia en beneficio de la de ella. Salvar al mundo entero sólo resultó daño colateral.
Mi mente se la ha pasado dando vueltas de forma descontrolada y ya tarde me la pasé sobreviviendo. Necesito poner orden en este caos mental que estoy experimentando.
Día 306. 5 de julio de 2021
Otra noche difícil, me dormí cerca de las dos mil doscientas treinta horas y desperté cada hora, literal. Sólo fue una anomalía, ¿por qué mi cerebro volvió al comportamiento de estar pendiente de un mensaje o una llamada?
En fin, me levanté y mi lectura fue mejor que ayer. Al menos, ya entré a la zona verde, pero mi sistema nervioso simpático domina.
Hoy comencé la segunda mitad del protocolo, en esta sexta semana la técnica a practicar se denomina Heart Pivoting. Esta técnica difiere de la anterior en que la semana pasada se centro en conectar con los factores estresantes y luego soltarlos conectando con emociones positivas. En esta semana se trata de encontrar los momentos que han dejado huella fisiológica en mi corazón de forma permanente y los últimos cinco minutos de cada sesión, conectar con esa huella. La semana pasada fueron momentos agradables que pueden ayudarme a cambiar mi estado, en esta semana son momentos que, literal, han marcado mi vida.
A diferencia de lo que algunos podrán pensar, no elegí los momentos más felices de mi vida. De hecho, puedo asegurar que en uno de ellos la felicidad ni si quiera apareció. Pero están llenos de otras emociones placenteras como asombro, sentido de pertenencia, confianza y seguridad en mí, amor, propósito. Pero también están acompañadas de una emoción negativa como el sentimiento de ser despreciado. Esas últimas son emociones que quiero soltar para solo conservar la huella de las placenteras.
Elegí la noche del veinte de octubre de dos mil diecisiete, la noche del doce de marzo de dos mil veintiuno y la noche del once de julio de dos mil diecisiete.
Ahora con todos los estudios que he hecho y películas que he visto sobre viajes en el tiempo, he llegado a pensar que quizá si jamás hubiese dado una segunda oportunidad después de ese veinte de octubre, probablemente nos habríamos ahorrado todo esto. En fin, a veces me pregunto ¿por qué personas como yo jamás merecemos una segunda oportunidad? Y siempre me respondo, brutalmente honesto, que la vida no se trata de méritos.
Por la noche vi llover y tuve que respirar en resonancia para disfrutarlo y no dejarme arrastrar por las emociones negativos de los recuerdos de aquella foto de un suelo mojado. En esta… ya no existe el otro lado.
Día 307. 6 de julio de 2021
Hoy fue otra noche breve, aunque sólo me desperté una sola vez cerca de las cero trescientas treinta y ocho horas. Creo que repetir el mantra “sólo fue una fluctuación” antes de dormir, me ayudó.
En estos días he estudiado sobre genética y ya tengo mi siguiente experimento a realizar conmigo. Hay comportamientos que se creían complejos y que ahora se han asociado con genes específicos, por ejemplo, el comportamiento monógamo. El campañol es un roedor que muestra comportamiento monógamo, mientras que un ratón de laboratorio es promiscuo, pero han hecho experimentos inyectando un gen específico del campañol en el ADN del ratón y entonces el ratón muestra comportamiento monógamo, similar al del campañol.
Por otra parte, se ha estudiado en varias especies, incluyendo un primate, que cuando un individuo enfrenta hambruna, se ve obligado a optimizar su energía y lo primero que apaga es todo lo relacionado con la reproducción sexual, desaceleran su metabolismo y se aseguran de vivir más. Ahora, si encuentro la forma de lograr lo mismo, sin un impacto a mis capacidades cognitivas, entonces creo que podré optimizar aún más mis horas de descanso. Así que ese será el siguiente experimento, una vez que termine el protocolo de diez semanas.
Me resulta extremadamente interesante el comprender tantos detalles de la evolución. ¿Por qué bajamos de los árboles? ¿Por qué perdimos el pelaje? ¿Y la cola? ¿Por qué conservamos el cabello? ¿Qué tan diferentes somos a los chimpancés? ¿Qué tan diferentes eran los Neandertales? Prácticamente en los últimos cien mil años el Homo sapiens ya no ha evolucionado, de hecho, el Principio del Cavernícola muestra que nuestros deseos y necesidades no son tan distintos ahora, a como eran hace cien mil años.
En fin, mientras leía vi el amanecer. ¿Alguna vez he mencionado lo mucho que me gustan los amaneceres? Sobre todo, si tienen nubes. Especialmente nubes rosadas… siempre me hablan de ella.
El amanecer me recordó que hoy la Tierra está en su afelio, es decir, el punto más lejano en su órbita alrededor del Sol. Eso me llevó a otra mentira que mucha gente suele repetir: “Las estaciones son producto de la órbita elíptica alrededor del Sol”. Lo cual es completamente falso. Para empezar, sí así fuera, entonces ¿por qué cuando es verano en el hemisferio norte, es invierno en el hemisferio sur? Ambos hemisferios están a la misma distancia. Y en el hemisferio norte es completamente inverso. El punto más lejano al Sol ocurre durante el verano y el punto más cercano al Sol (perihelio) ocurre durante el invierno.
Sí, la órbita de la Tierra es una elipse, pero su excentricidad es tan sólo de un 0.0167, lo cuál la hace casi circular. Entonces, las estaciones son producidas por la inclinación del eje sobre el que rota la Tierra, el cual tiene una inclinación de 23.5 grados con respecto al plano orbital. Por lo tanto, cuando es verano, el Polo Norte apunta hacia el Sol y cuando es invierno, apunta en dirección opuesta al Sol. Y ya que estamos en eso, hay que agradecer que Theia, un planeta similar al tamaño de Marte; chocó con la proto-Tierra y en el caos posterior, se formó la Luna. Tener una Luna tan grande estabilizó la inclinación del eje y por eso nuestras estaciones son tan homogéneas con el paso de los años… hasta que llegue la siguiente era del hielo o le pongamos en la torre al clima.
Quiero inventar un nuevo trago, ya tengo el nombre, ahora sólo debo diseñar la mezcla perfecta que vaya con él: Moon Shine Albedo, for when you want to shine twice as bright.
Día 308. 7 de julio de 2021
No sé por qué siempre (la mayoría de las veces) sé cuando la gente me miente. Quizá algo tenga que ver los años de entrenamiento y la certificación en detección de la decepción.
Hoy tuve una noche tan mala que preferí no levantarme a las cero cuatrocientas treinta horas que sonó el despertador. Sólo había dormido como tres horas porque anoche se clavó en mi esa profunda decepción.
Quizá por eso las personas encuentran difícil tener una conversación conmigo. No lo sé, hay tantas preguntas en mi mente y tan poca energía para intentar responderlas. Al final, creo que cada vez estoy más cansado de siempre intentarlo, de siempre ser yo quien intenta hacer preguntas y mantener la conversación; ser yo quien tenga que tragarse las palomitas azules todo el tiempo, justo por eso las apagué, porque me calaba darme cuenta cuando la gente decidía ignorarme. Ahora, basado en evidencia, simplemente asumo que lo harán y entonces mejor no me esfuerzo por establecer una conversación. Digo, al final, si les interesara hablar conmigo, ellos iniciarían la conversación y se asegurarían de mantenerla, ¿no?
Hay quienes me han dicho que soy un buen amigo porque siempre estoy, siempre escucho y siempre pueden contar conmigo. No importa si me dejaron de hablar tres meses o seis o siete años. También suelen decirme que yo puedo contar con ellos, pero ¿cómo puedo hacerlo si no me responden los mensajes, ni las llamadas? A veces yo también quisiera tener un amigo como yo. Pero tal parece que personas como yo, no merecemos tal privilegio. A mi sólo me dicen “Te dejé de hablar porque pensé que estabas enojado”.
Por eso prefiero vivir entre las sombras. Como suelo decir, es en tus peores momentos en los que quiero estar, porque me queda claro que en tus felices siempre te sobrará a quién elegir para compartirlos.
Por la tarde armé el rompecabezas un rato, creo que esta es la última imagen que comparto antes de que este completo, porque es muy difícil armar lo que falta, los tonos obscuros son muy similares y ya sólo estoy lastimando mi vista de noche. Lo continuaré armando los fines de semana durante el día.