Una fluctuación cuántica lanzó una llave de tuercas a varias de las conclusiones que había hecho con base a la evidencia que tenía. Pero eso es lo hermoso de llevar una vida basada en observación y pensamiento científico, las anomalías que se desvían de la predicción teórica suelen ser mucho más atractivas que cuando los resultados confirman la predicción… Así que, sí, esta semana estuvo aún más cuántica que la anterior… creo que debo dejar de decir eso. Vaya manera de comenzar el cierre de este proyecto. ¡Sólo sesenta y cuatro días por delante… Bring it on!

Día 295. 24 de junio de 2021

Creo que fue una buena noche. Nuevamente desperté minutos antes de que sonara el despertador. Mis lecturas matutinas han mejorado y mi sistema nervioso parasimpático se encuentra dominante; es una buena forma de empezar.

A la mitad del día tuve una conversación curiosa y por una extraña razón terminé contando una anécdota muy graciosa que me sucedió. Alguna vez una mujer me llamó por el nombre de su exnovio. Ella estaba en el baño y me gritó “Pinche, [nombre equivocado]”; yo estaba sentado en la cama y le daba la espalda cuando escuché el grito. Me empecé a reír, pero ella no me vio. En una fracción de segundo decidí que no diría nada y esperaría a ver qué sucedía.

La mujer simplemente actuó como si no hubiera pasado nada. Un breve silencio y luego solo dijo “Pinche, Erik”. Yo no dije nada; bajé las escaleras y empecé a acomodar mis cosas en mi mochila. Varios minutos después bajó y me dijo algunas otras cosas; yo no respondí y entonces el diálogo sucedió más o menos así:

Mujer: ¿Qué tienes?

Yo: Nada. Sólo estoy esperando a ver cuánto tiempo evitas la situación.

Mujer: ¿De qué hablas? ¿Te enojaste porque te dije “[nombre equivocado]”?

Yo: No.

Mujer: ¿Entonces? Yo no dije nada porque no me es importante. Tú sabes que tiene años que no lo veo.

Yo: Lo sé. El punto es que para ti no es importante y estás asumiendo que para mi tampoco. En ningún momento te detuviste a pensar en cómo me podría sentir yo.

Mujer: En eso tienes razón, porque si hubieras sido tú el que se hubiera equivocado, no sabes el pancho que te estaría haciendo.

Yo: Yo no me equivoco. Por eso todas tienen el mismo nombre.

Mujer: ¡Baboso! [risas]

Ese era mi punto en la conversación de esta tarde. Las personas muy rara vez se detienen a pensar el impacto que sus palabras y acciones tendrán en otras personas. Y no digo que tengamos que sobre pensar todo. Pero si soy consciente de que dije o hice algo que a mí me molestaría que me dijeran o hicieran, creo yo, que lo menos que puedo hacer es detenerme un instante y preguntar.

Es como cuando a mí me dijeron “Es que pensé que estabas enojado conmigo porque me pasé de lista”. ¿Y la acción lógica es “por lo tanto te dejo de hablar”? Ese comportamiento revela mucho más, que tan importante soy para ti, que tus palabras. Nuevamente, sólo es cuestión de seguir la evidencia.

Hay quien probablemente ha pensado, “pues sí, pero tú tampoco me hablas”. Y, tienen razón, la diferencia es que yo estoy entrenado para reconocer los cambios de comportamiento en los seres humanos. Y cuando su comportamiento me dice “Wey, no eres una prioridad en mi vida”, simplemente me comporto de esa forma: sin pretender ser una prioridad en sus vidas. Sólo es cuestión de poner nuestro tiempo donde están nuestras palabras. Si alguien te importa, se lo haces saber, aunque esa persona no lo note o no le interese. Yo, por ejemplo, firmo todas mis publicaciones y todos mis trabajos con la misma línea, en honor a una persona, sin importar que esa persona se haya olvidado de mí. Quizá en veinte años se tropiece con uno de estos textos y entonces sabrá que siempre la he llevado conmigo en mi mente y en mi corazón (técnicamente también mente, sólo que la primera mente se refiere al neocórtex y la segunda al sistema límbico). Pero ya no ando mendigando por migajas de su atención, ni perturbo su existencia escribiéndole o llamándole, porque me queda perfectamente claro que yo dejé de ser una prioridad en su vida. Y está bien. Esa es la razón por la que estoy aquí. Para que las personas tomen lo que necesiten de mí, me utilicen, si así lo quieren ver; y sigan su camino con el impulso que pueda ofrecerles. Que sean felices con quien realmente quieren estar y donde realmente quieren estar. Ya soy un agujero negro ultra masivo… jamás es buena idea pasar tanto tiempo cerca de mí.

Eso me recordó otra anécdota de cuando me dijeron que yo estaba acostumbrado a que la gente entrara y saliera de mi vida, pero nada más distante a la realidad. Siempre hay un dejo de nostalgia cuando veo a alguien dejarme atrás en su viaje Cósmico, pero les digo adiós deseándoles las mejores experiencias. Al final, son las personas quienes eligen alejarse; yo siempre estoy.

La extraño tanto… por eso hoy tomé esta fotografía. Porque no importa que no nos veamos. Yo siempre tendré mis telescopios apuntando en su dirección, por si un día de pronto me mira… hoy fue Luna llena.

Cuando ella me dejó lo hizo porque yo ya no era el hombre con quien ella quería estar. Pero creo que con el paso de los años me he convertido en el hombre que no podrá tener. Si la distancia antes era enorme; hoy resulta Cósmica. La energía obscura ha acelerado la expansión del espacio entre nosotros. Creo que pronto estaremos fuera de nuestro horizonte observable… ya sólo queda esperar.

Día 295. 24 de junio de 2021

Día 296. 25 de junio de 2021

Hoy tuve sueños muy extraños y desperté bien con el sonido del despertador. Pero poco antes de realizar mi primer ejercicio de respiración, un par de recuerdos comenzaron a asediar mi mente. Los recuerdos de la regadera y la crema corporal comenzaron a consumirme.

Durante mi respiración conecté con ese dolor y con la angustia del último beso, con lo despreciado que me sentí en el último abrazo. Con el dolor de las mentiras de inicio de año. Con el sentirme utilizado, porque, aunque me dijo que no lo hacía por lo que recibiría, lo cierto es que después de recibirlo simplemente desapareció. Con la mentira de su último “te amo”. No pude más, liberé al fantasma que me a consumido toda mi vida. El que me ha llevado al borde de la psicopatía más de una vez. Pero hoy decidí no combatirlo, finalmente lo abracé. Rompí en llanto y no he parado de llorar, pero por fin este sentimiento de no merecer ser amado, de no ser lo suficientemente bueno, de ser desechable; se comienza a drenar de mi ser.

Quizá jamás tendré la suerte de olvidarla, pero en un universo cuántico: lo que no está prohibido; es mandatorio. Estas emociones van más allá de una sola persona. Es el cúmulo de una vida entera de sentirme despreciado desde los primeros años de mi vida, no bienvenido, aislado. Por eso me la pasaba encerrado, por eso aprendí a jugar ajedrez yo solo. Tuve una magnífica infancia, mis padres me dieron todo lo mejor que pudieron. Mi hermano de vez en cuando se enojaba conmigo y se desesperaba porque yo siempre quería ganar, así que dejó de jugar conmigo. Pero ya ni recuerdo la última vez que discutimos, quizá yo tendría doce años. Siempre estuve rodeado de amor, pero, al mismo tiempo, siempre tuve este sentimiento de no ser esperado, de no ser lo que los demás querían y esperaban de mí. El no llenar las expectativas. Un profundo sentimiento de no pertenecer a ningún tiempo y a ningún lugar. Una inmensa soledad que me ha acompañado toda la vida… y que, finalmente, hoy puedo abrazar.

Soy capaz de indagar en lo profundo de mi ser y mis emociones, pero creo que, de algún modo, esto había logrado esquivar mis momentos de análisis y reflexión. Hoy respirar me ha permitido acceder a ello; destapar esa cloaca que ya sólo es un lastre en mi vida. Me alegro mucho de haberlo hecho, de haberlo logrado yo solo, por mi bendita curiosidad de someterme a experimentos en mi irracional intento por comprender un poco más este universo y, con suerte, comprenderme un poco más a mí.

Siempre he dicho que solo soy un tipo… pero hoy reconozco que soy mucho más que eso. Soy un observador Bayesiano que ajusta los créditos de sus creencias con base a los resultados de sus observaciones. Soy un científico que sigue la evidencia sin importar a dónde me dirija. Soy un experto en comportamiento humano entrenado para identificar la decepción. Soy un niño extremadamente curioso que surca el universo en la nave de la imaginación, impulsada por sus dos motores: escepticismo y asombro.

Hace casi tres años que logré abrir nuevamente mis ojos de bebé y volver a contemplar el mundo con la emoción de la primera vez. Hoy utilizo mis ojos de adulto (telescopios) para observar el universo a través del espacio y el tiempo. Por alguna razón vino a mi mente el juramento del credo del asesino, de algún modo podría ser el juramento del credo del astrónomo “We work in the dark to serve the light” y la otra parte podría ser el juramento del credo del físico cuántico “Nothing is true. Everything is permitted.” Es una forma diferente de describir el principio de incertidumbre de Heisenberg.

En fin, prueba de que mi imaginación es demasiada. Lo importante aquí es la curiosidad. Es ella quien me levanta todos los días a las cero cuatrocientas treinta horas. Porque despierto con la curiosidad de descubrir algo nuevo incluso antes de comenzar con mi monótona rutina laboral.

Y, justamente, no podía haber mejor día para encontrar estas frases. De algún modo, hicieron mucho más sentido en medio de esta tormenta de emociones. Justo el capítulo cinco del libro que estoy leyendo inicia con estas dos citas:

If you haven’t found something strange during the day, it hasn’t been much of a day. – John Wheeler

Only those who attempt the absurd will achieve the impossible. – M. C. Escher

Quizá no tenga la suerte de olvidar, pero puedo utilizar mi nuevo conocimiento en biorretroalimentación para controlar conscientemente mis patrones cerebrales. Y si eso no funciona, será momento de utilizar imanes y estimular los electrones de mi cerebro. ¿Dónde dejé esas grandes bocinas del estéreo que ya no servía?

Por la tarde finalmente me decidí a ver Tenet. Tengo mis reservas, creo que aventaron más jerga científica de lo necesario, pero si algo reconozco de Nolan es que, como dijo Mark Twain “Get your facts first, then you can distort them as you please.

Al final, hice esta fotografía macro, porque tiene casi un año que sembré esas semillas y a penas hace unos días vi que por fin abrieron con diminutas flores. Creo que no hay mejor imagen para representar el día de hoy.

Día 296. 25 de junio de 2021

Día 297. 26 de junio de 2021

Hoy tuve una noche complicada. Tardé varios minutos en dormir y me desperté poco antes de las cero ciento cuarenta horas. Desperté con sed, y olvidé meter mi botella de agua al cuarto. Tuve que levantarme y no había luz. Fuera del cuarto tomé el celular para alumbrar y noté que tenía un mensaje… lo respondí.

Me tomó mucho tiempo volver a dormir, en algún momento tomé mi presión y estaba cerca de los cien latidos por minuto. Apliqué la táctica Power Tens y logré reducirlo, pero aún así me tomó un poco más de tiempo dormir, quizá ya eran más de las cero doscientas treinta horas.

Me levanté en cuanto sonó el despertador a las cero cuatrocientas treinta horas y aun no había luz. Ahora me las tendré que ingeniar para leer en la obscuridad.

Afortunadamente no tardó tanto en regresar la luz, apenas unos minutos después de la hora programada para leer. Hoy me clave un tanto en la Inteligencia Artificial y el común miedo de que algún día nos dominará. Hay muchas complicaciones en ese camino, pero la principal pregunta que me hago es ¿por qué demonios querríamos crear un robot a imagen y semejanza de un ser humano? Hay muchas cosas para las que el ser humano es muy bueno. Mejor sigamos haciendo robots para extender nuestras capacidades en cosas para las que el ser humano no es tan bueno, como estar expuesto a la extensa radiación del espacio exterior. Por eso, al menos por ahora, enviar sondas, satélites o rovers para explorar el Sistema Solar es una de las mejores aplicaciones de la robótica.

Justo durante esta lectura, repentinamente, sonó el teléfono. Eso es lo que me encanta de vivir la vida como lo hago, porque un evento replantea muchas cosas que ayer pensé y escribí. Eso es lo fascinante de la ciencia, a veces los datos y la evidencia apuntan a una dirección y de pronto un resultado puede contradecir mucho del entendimiento y conclusiones a las que había llegado. Ahora me pregunto si me encuentro ante un cambio de paradigma o sólo es una fluctuación cuántica tolerada dentro del 5-sigma de mi experimento. La única forma de saberlo es creando nuevos casos de uso y diseñando nuevos experimentos. Analizar los datos de los nuevos resultados y seguir la evidencia a donde me lleve. Si me lleva a rechazar una o varias cosas que ayer concluí, entonces seré el primero en reconocer lo equivocado que estoy y adoptar el pensamiento que sugiera la evidencia.

Me causa mucha gracia porque muchas veces bromeo con que las personas tienen una especie de radar. Por ejemplo, a veces cuando he borrado contactos de mi celular, al día siguiente dos o tres personas que borré me escriben. En este caso en particular… ¿Será que el enlace cuántico no se ha roto? Hay estudios que sugieren la existencia de enlaces cuánticos promiscuos. Eso, con el puro nombre, debería resultarles sumamente interesante. Básicamente significa que una partícula puede estar enlazada cuánticamente de forma simultanea con varias partículas, algo que no se creía posible, pero no se si sean más nuestros sesgos culturales proyectados a las leyes fundamentales de la física. Porque, nuevamente, la naturaleza siempre gana. El universo no sólo es más extraño de lo que imaginamos; es mucho más extraño de lo que podemos imaginar.

Como quiera que sea, los resultados de este evento han arrojado una gran cantidad de datos sumamente interesantes que analizaré. Y, al mismo tiempo, me siento emocionado de la futura evidencia que se pueda manifestar.

Mi HRV no ha estado muy bien en la segunda sesión del día. ¡Factores estresantes! En fin, me tomé un rato de dispersión para separar las piezas de un rompecabezas que acabo de comprar. No sé en qué demonios estaba pensando. Probablemente el sesenta porciento de las piezas son negras. ¡Toda la orilla es negra! No voy a saber si esta bien orientado o de cabeza hasta que logre empezar a darle forma.

Día 297. 26 de junio de 2021

Día 298. 27 de junio de 2021

No fue una noche fácil, me tomó más de media hora dormir. Sospecho que la llamada antes de irme a la cama y otros factores estresantes han influenciado. Simplemente mi cerebro fue estimulado de una forma diferente antes de acostarme. Es interesante, no sé si tendré oportunidad de hacer otra observación similar en el futuro. Estaré pendiente.

Desperté a las cero trescientas cuarenta y siete horas. Tuve un sueño sumamente extraño. Creo que mi cerebro sigue enredado por Tenet y en la plática de anoche también se mencionó el viaje en el tiempo, probablemente eso disparó algunas de las imágenes en mi sueño. Era una gran batalla, había grandes barcos destructores, explosiones de artillería pesada; el combate era feroz y algunas cosas se movía en sentido contrario. Mi perspectiva del sueño cambiaba mucho entre el combate en tierra y los controles y radares en los barcos. Uno de los objetivos era capturar a uno de los enemigos con vida. En medio de todo ese caos, en algún momento, el sueño cambiaba y veía mi celular, recibía algunos mensajes de ella. Mi cerebro es un maldito terrorista. Afortunadamente logré dormir rápido después de haber despertado.

El rompecabezas ha sido un verdadero dolor de cabeza. Me tomó más de hora y media armar la orilla. Son negros muy similares y las piezas tienen conexiones parecidas, no es fácil sólo usar su forma para identificarlas. La gran mayoría fue prueba y error. No sé si está bien orientado, sólo espero no tenerla al revés o será un verdadero problema voltearla una vez ensamblado el núcleo.

Por la tarde fui a misa. Lo cierto es que ese tipo de sermones sólo refuerzan mi ateísmo, pero son momentos importantes para la familia, a veces es difícil creer que ya pasó un año.

Durante la misa miré a las personas y me pregunté ¿cuántas personas habrá cuando yo muera? Llegué a la conclusión de que no quiero a nadie ese día ahí. Tuvieron una vida entera para estarlo y eligieron no hacerlo. No tiene ningún sentido que desperdicien su valioso tiempo rodeando un conjunto de átomos inertes con los que ya no se puede tener ninguna interacción de calidad. Habrá quien piense que mi decisión es odiosa y egoísta. Pero yo lo veo desde otra perspectiva, les estoy ahorrando la pena de desperdiciar unas horas de su tiempo alrededor de un cadáver. En todo caso, si cuando el momento llegue existe alguien que quiera estar; que tome ese tiempo y abrace a un ser amado con vida. Creo que esa es la forma más honorable de honrar mi memoria, si es que alguna vez llega a ser digna de ser honrada.

Lo único lamentable de esas reuniones familiares es que no falta la tía que no me ha visto en años y aplica la de “¿Y la novia para cuándo?”. Con frecuencia suelo esquivar esa pregunta con una dosis de sarcasmo del tipo “Uy, ya llegó y ya hasta se fue” o “Si dependiera sólo de mí, ya tendría tres o cuatro”. Pero, por una extraña razón (determinismo), hoy respondí sinceramente. “Es altamente probable que no vuelva a tener una novia”. Y vino de vuelta un “Pero cómo crees si toda vía estás muy chavo”.

Mi siguiente respuesta ya estuvo llena de sarcasmo. Pero eso me hizo pensar en algo que alguna vez escuché decir a Neil deGrass Tyson “Por eso escribo libros. Una vez que escribo un libro puedo referir a la gente a esos textos y no tengo que volver a hablar del tema”.

Quizá pueda aplicar la misma estrategia y la próxima vez que alguien me pregunte por qué no tengo novia; podré referirlos a esta publicación.

Empecemos por el principio. Lo que sigue es extremadamente personal y la invitación es que no pierdan su tiempo y sigan directo a la imagen. Sin embargo, si su curiosidad es suficiente para seguir leyendo, entonces debo advertir que lo que está escrito aquí no representa la verdad absoluta o la forma correcta de ver la vida. Es una descripción general de los estados previos del universo que han determinado que hoy estos pensamientos se manifiesten en mi cerebro. Básicamente, mis experiencias.

Empezaré por responder ¿qué es el amor? Yo, al igual que muchas otras personas, crecí con la influencia de que a los amigos se les quiere y a las parejas se les ama. Hace muchos años dejé ese pensamiento atrás. Para mí sólo existe el amor y es como el helado, lo hay de muchos sabores.

Amo a mis padres, amo a mis hermanos, amo a mis cuñadas, amo a mis sobrinos, amo a mis amigos, incluso hasta a un perro llegué a amar. Cada amor es un sabor diferente. En todos los casos quiero lo mejor para ellos, quiero que sean felices y quiero que tengan las mejores experiencias.

Con el tiempo me di cuenta de que, generalmente en nuestra cultura, cuando se trata del amor de pareja, las cosas funcionan al revés. “Si me ama, entonces que me acepte como soy”, “si te ama, entonces que te consienta”, etc.

Pero para mí el amor de pareja es un sabor más. Si en todos los otros tipos de amor quiero lo mejor para ellos, entonces también quiero lo mejor para la persona con quien quiero compartir mi vida. Para mí no se trata de “si me ama, entonces que me acepte como soy”. ¡No! Para mí es “como te amo, hoy haré mi mayor esfuerzo para ofrecerte la mejor versión de mí”.

Tengo amistades que me han dicho “oye, pero hay millones de mujeres solteras en este mundo, seguro hay una para ti”. Yo no creo en que la pareja se encuentra. En mi experiencia, una relación de pareja se construye. Cuando les pregunto a mis amistades que buscan en una pareja; suelen describir una larga lista de cualidades “que sea sincero”, “que sea detallista”, “que me la pase bien”, etc. Los más honestos también avienta el “que me guste físicamente”.

Cuando me preguntan a mí que busco en una pareja, sólo digo una cosa: “alguien con quien pueda platicar sin necesidad de mirar el reloj”.

Hoy las personas tienen muy metida esta idea del amor propio, pero para mí sólo es una etapa de la vida. Porque la idea la encuentro sobrevaluada, pequeña y un tanto egoísta. Hay quienes dicen “si no es mutuo, entonces que no sea” o “una relación es de dos y siempre deben jalar parejo”. Lo cierto es que, en la vida real, siempre habrá momentos en los que la cosa no esté pareja y tengo dos casos sumamente cercanos y dicotómicos.

Primer caso. Una pareja, que han estado juntos por más de una década, quiere tener un hijo. Ella es diagnosticada con un padecimiento que no imposibilita, pero reduce la posibilidad de un embarazo. El balance ya no es cincuenta-cincuenta. En ese momento, probablemente, ella no está en condiciones emocionales de aportar su cincuenta. Ante esta falta de equilibrio, lamentablemente, él decide estar con alguien más.

Segundo caso. Una pareja, que han estado juntos por más de una década, ha enfrentado dificultades económicas continuamente. Él, durante los últimos cinco años, ha sido despedido de tres trabajos y ha pasado periodos hasta de dieciocho meses desempleado. El balance ya no es cincuenta-cincuenta. Ella no sólo ha sido el sostén económico de su familia durante todo ese tiempo, también ha sido el sostén emocional de su pareja. Ante esta falta de equilibrio ella fue capaz de compensar y, afortunadamente, él hace poco recibió una gran oferta de trabajo.

En mi experiencia, siempre he estado en situaciones similares al primer caso. Una noche yo estaba convencido de que estaba a punto de dar mi último primer beso y, antes de hacerlo, supe que lo que estaba a punto de hacer cambiaría mi vida para siempre, porque yo sabía que, después de casi siete años de soledad, finalmente estaba listo para construir esa relación de pareja.

Y aquí viene un tema delicado porque entonces cómo saber cuándo terminar una relación de pareja. Para empezar, nadie empieza una relación esperando que termine, pero es importante ser consciente de que, tarde o temprano, terminará. Quizá en tres semanas (parece chiste, pero es anécdota; es mi récord), ocho meses, tres años o una vida entera, pero terminará. Entonces, si no es el último caso, ¿cómo saber cuándo terminarla? Para mí es fácil: cuando los valores de la otra persona ya no se alinean con los míos.

Una vez fui engañado tras tres años y medio de relación y me dolió profundamente, pero la relación se terminó. Me tomó cerca de dos años el dejar atrás todo ese dolor, pero no había manera de que la relación continuara, por más que una gran parte de mí quería que así fuera; los valores ya no estaban alineados, no había vuelta atrás.

La última vez fue muy diferente y, definitivamente, mi historia es completamente sesgada. Pero por más que repasé los hechos, prácticamente memoricé las conversaciones; no encontré una falta mía que trasgrediera nuestros valores. Eso es lo que lo hizo tan difícil.

Sí, yo no estuve en mi mejor versión por un par de meses en los que, estúpidamente, me sometí a un proceso de entrevistas que siempre he sabido que tiene un costo, físico y emocional, bastante alto en mí. Pero siempre recurrí a ella, siempre procuré estar. Aún el día en que tuve que enfrentar mi fracaso, lo primero que hice fue atravesar la ciudad bajo una tormenta, sólo para poder abrazarla una vez más antes de que partiera. Aun recuerdo ese día al despedirnos en su puerta. Estaba al borde del llanto, pero decidí no mencionar nada para permitirle irse tranquila y que pudiera disfrutar de sus vacaciones con su familia. Yo esperé ansiosamente dos semanas y media para volver a verla, para finalmente contarle todo el dolor que me consumía, pero… ella sólo volvió para decir adiós…

Cuando más necesitaba a la persona que más he amado en mi vida, simplemente decidió partir. Con ese último evento me di cuenta de que no importa cuanto te diga alguien que te ama, siempre verá primero por sus propios intereses.

Lejos de sentirme decepcionado del amor y maldecirlo o hablar pestes de él; decidí comenzar un largo viaje que me ha llevado por lugares fantásticos: astrofísica, cosmología, física cuántica, el multiverso, danza, evolución, genética, música, neurología, psicología, arte, astronomía y mucho más.

Después de todos estos estudios decidí que era momento de crear mi propio sabor del amor. Un amor verdaderamente incondicional. Aprendí a amar incondicionalmente a esa persona que decidió abandonarme en el momento que más emocionalmente vulnerable me encontraba. Porque el amor nunca fue el problema. Hoy sé que ella es el amor de mi vida y me queda perfectamente claro que yo no soy el de ella. Pero no importa cuándo, ni donde, ni con quién esté; yo siempre la amaré de esta forma y le daré todo lo que me sea posible ofrecerle para aumentar la probabilidad de que ella experimente emociones positivas y felicidad. No importa si tiene un costo emocional para mí, he sido y seguiré siendo capaz de cubrirlo.

Y no es que yo no reciba nada, por supuesto que disfruto los momentos en los que hablamos; cuando la escucho reír siempre hace que mi músculo cardíaco bombee sangre a través de mi sistema vascular mucho más rápido de lo normal. Pero también sé quedarme en las sombras sin respirar. Porque me queda claro que mi ausencia, la mayoría del tiempo, es lo que más aprecia. Porque sé que su vida es mejor sin mi presencia. Porque sé que en su vida yo ya no tengo un lugar (y ya alguna vez me aplicó la de Rocío Durcal a Juan Gabriel).

Aquí es donde las puristas me atacan con tubo diciendo que sólo me utiliza, que yo debería tener un poco de “amor propio” y dignidad para no estarla esperando.

Vayámonos por partes, dijo Jack el destripador. ¿Tengo problemas con que la gente me “utilice”? Ninguno. ¿Cuándo has visto al equipo SWAT dirigiendo el tránsito? Llamas al SWAT cuando el problema se pone choncho y la popo está por golpear el ventilador. Yo soy el tipo de persona que se dedica a desarrollar bastantes armas y tácticas especiales para enfrentar la vida. Me siento honrado cuando alguien me busca para compartir algo que resulta importante en su vida. Además, no orbitas un agujero negro ultra masivo sólo por diversión; ese es tu último recurso. Es demasiado arriesgado y jamás es buena idea pasar tanto tiempo cerca de uno como yo.

Ahora sí, el amor propio. Aquí usaré una hermosa analogía: el ciclo de vida de las estrellas de secuencia principal. Para mí, el “amor propio” es esta etapa en la que una nube de gas de hidrógeno comienza a colapsar por su propia gravedad y cada vez se centra en atraer y acaparar recursos para sí misma. Hasta cierto punto, inevitable, pues mientras más acapara, mayor es su gravedad y más materia atrae. Mucha gente se encuentra en esa etapa… mucha gente se queda atrapada en esa etapa y no trasciende ese egoísmo. Pero cuando la nube ha acaparado suficiente masa, llega ese momento en el que la temperatura en su interior es tan alta que comienza a fusionar átomos de hidrógeno en helio. Una estrella ha nacido. A partir de ese momento, la estrella ya no está en el negocio de acaparar materia, sino en el negocio de producir energía. De hecho, seguir acaparando materia puede resultar peligroso y hacerla explotar más rápido de lo debido.

Para mí eso significa trascender mi egoísmo. Ese punto en el que emocionalmente ya no necesito recibir. Ya estoy en el negocio de proveer, de dar amor, de dar todo de mí, incluso mi vida si es necesario. De la misma forma que las estrellas dan sus vidas para producir los elementos más pesados como carbón, oxígeno, nitrógeno, etc., que posteriormente dan paso a nuevas generaciones de estrellas con sistemas planetarios y, al menos en uno de ellos, pueda surgir la vida como la conocemos. En mi caso particular yo ya pasé el estado de la Supernova e incluso me transformé en un agujero negro ultra masivo (sí, sé que podrán decir que los agujeros negros se tragan todo, pero algunas teorías sugieren que un agujero negro de Kerr puede ser la puerta a un nuevo universo). En fin, la idea es esa. El amor propio es sumamente importante, porque si no pasas por esa etapa no puedes convertirte en una estrella, pero, en mi experiencia, hay dos o tres niveles más por encima de él.

Finalmente, esperar… No, no estoy esperando en el sentido de que un día se alineen los planetas o haya una fluctuación cuántica en su cerebro y se manifieste el deseo de estar conmigo. Sí, es algo que el principio de incertidumbre de Heisenberg permite, pero la probabilidad de que suceda es una en un trillón de trillones de años y ya antes había determinado, con el Principio de Copérnico, que necesitaría esperar, al menos, cincuenta y nueve años. Ya ni si quiera me queda esa esperanza de vida. Cada día opero bajo el supuesto de que no volveré a saber de ella… así los días en que una fluctuación cuántica ocurre y se manifiesta; son un verdadero regalo.

La realidad es que en mi cerebro no se ha manifestado la intención y deseo de ya no amarla. Y, nuevamente, la probabilidad de que eso suceda es baja. Hay a quién no le gusta la palabra suerte, entonces hablemos de azar, mera probabilidad… Irónicamente, aunque la teoría cuántica es la teoría más exitosa jamás propuesta por la mente humana (a menudo con una precisión de una parte en diez mil millones), está construida sobre una arena de azar, suerte y probabilidades.

Lo que he aprendido a hacer, es a combatir los factores estresantes que a veces se presentan. La ansiedad, el egoísmo. El recordar un momento especial y de pronto comprender que ahora es con alguien más con quien los vive… algo tan simple como estar abrazados viendo una película. Al final, sigo siendo humano, pero ese es un problema en el que ya estoy trabajando. Estoy haciendo algo al respecto, me entreno cada día para aprender a soltar esas emociones a las que no les encuentro valor y así protejo lo más puro de este amor incondicional que siento por ella.

Yo he seguido mi vida y si me aseguro de que el canal de comunicación se quede abierto es porque, espero que no, quizá algún día necesite de esa persona que hace las preguntas incómodas. O quizá necesite de la energía de un agujero negro ultra masivo para llegar al lugar donde realmente quiere estar. Y si eso significa hablar una o dos veces al año; entonces me aseguraré de responder el teléfono.

Lo cual me lleva a la última parte de esta letanía, espero. ¿Por qué si conozco tanto, entonces digo que ya no voy a tener pareja el resto de mi vida?

Porque amo a alguien y no me parece honorable estar con otra persona mientras ese amor siga irradiando de mí.

Ahora, supongamos que una fluctuación cuántica ocurre y ese amor se desvanece repentinamente en este momento. Bajo ese supuesto, el problema es el siguiente: yo funciono de forma diferente al grueso de la población.

Para empezar, sólo tengo dos reglas en la vida: No te metas con las hermanas de tus amigos y no te metas con la nómina.

Con mis estudios y a lo largo de los años me he dado cuenta de que me relaciono con las mujeres de una de las siguientes dos formas:

Primera, si la persona me gusta físicamente, procuro estar cerca para escucharla. Si lo que escucho me resulta atractivo, entonces genero una situación para platicar con esa persona.

Segunda, si físicamente no noto a la persona, algún factor externo me lleva a convivir con esa persona, puede ser un amigo en común, por ejemplo; si lo que escucho me resulta atractivo, entonces genero una situación para platicar con esa persona.

Estoy entrenado para analizar el comportamiento humano, así que después de la primera conversación tengo claro si habrá una segunda plática o no.

Suelo expresar mis intereses tan pronto como se manifiesten en mí, eso abre el canal de comunicación y genera confianza. En algunos casos es el comienzo de una bonita amistad, en otros salen corriendo.

Eso era cuando activamente conocía personas nuevas. Hoy procuro estar solo la mayor parte del tiempo, y eso data de mucho antes de la pandemia.

Lo que he descubierto de mí, y de algún modo era de esperarse, es que funciono al revés. Por lo general, las personas se conocen, se gustan, se enamoran y deciden estar juntas (asumiendo un flujo ideal); en mi experiencia nunca ha sido así, pero sé que sucede.

Yo conozco a alguien, convivo con esa persona, me intereso por ella, confío en esa persona, me enamoro de la persona y comienzo a amar a esa persona. Para mí es importante amar a la persona antes de desear estar con ella, porque hay muchos casos en los que todo lo anterior sucede, pero ese deseo de estar con ella no se manifiesta. El problema es que para ese punto las mujeres ya me consideran su amigo y todos sabemos que es una aberración que dos amigos se conviertan en una pareja.

Las cuatro parejas que tuve fueron personas que conocí, al menos, por un año. Y, nuevamente, asumiendo la fluctuación cuántica; en este momento de mi vida no me interesa conocer gente nueva. Y ninguna de mis amigas actuales va a querer tener una relación de pareja conmigo, justamente, porque somos amigos.

¿Me enamoro de las personas? Por supuesto, sin importar su género. Porque enamorarse de alguien, para mí, es interesarse en esa persona, descubrirla, admirarla, disfrutar de su presencia; el deseo de querer una relación sentimental con una persona puede o no manifestarse mucho después de que lo anterior suceda. Es la simple emoción de descubrir a alguien. De ahí a comenzar a amarlos, puede ser un paso no tan lejano.

Por lo tanto, si ya llegué a amar a alguien, por quien es y no por quien potencialmente pueda ser; entonces el siguiente paso natural es amar a ese alguien como pareja, siempre y cuando sea mutuo. Pero para ese punto, la confianza, la comunicación, el amor, todos los cimientos fundamentales, ya están listos porque han sido fortalecidos por años. Pero las personas no opinan lo mismo, y está bien. Por eso estoy solo y lo seguiré estando.

Eso es lo bello de todo esto, la diversidad de opiniones y experiencias. Por eso me gusta conocer lo que las personas piensan y sienten, sobre todo cómo es que lo sienten, cómo llegaron a sus conclusiones. Por eso hago muchas preguntas incómodas.

He visto que muchas personas van por la vida buscando magia y esperando que “haya química”. Para mí no es que exista la magia. Yo soy la magia. Tú eres la magia. No es que haya química entre tú y yo, es que tú y yo hacemos la química. Pero si a la primera vez que te toque aportar siete de los diez electrones vas a salir corriendo, entonces difícilmente encontrarás la química que crees que existe para ti.

Pero creo firmemente que para poder hacerlo se requiere estar en cierto punto de la vida, y las experiencias de cada uno de nosotros son muy diferentes.

Alguna vez una psicóloga me dijo que quizá las mujeres ya no se acercaban a mí porque ya no les resultaba encantador porque le había quitado la fantasía al amor. Mi respuesta fue que no necesito ser encantador cuando ya soy memorable. El problema es que muchas veces creemos que queremos algo, pero cuando nos mira directo a los ojos, simplemente elegimos ignorarlo.

Todas nuestras emociones son importantes, nos ayudaron a sobrevivir en la sabana africana e incluso ahora nos ayudan a manejar los peligros de la vida.

Por ejemplo, el que nos “guste” algo es muy importante evolutivamente hablando porque la mayoría de las cosas nos pueden causar daño. De los millones de cosas con las que nos encontramos cada día, sólo unas cuantas nos son de beneficio. Por lo tanto, que nos “guste” algo es hacer una distinción de una entre una diminuta fracción de cosas que pueden ayudarnos contra los millones de cosas que nos pueden lastimar.

De forma similar, los celos son una emoción importante, porque nuestro éxito reproductivo es vital para asegurar la supervivencia de nuestros genes en la siguiente generación. De hecho, esa es la razón por la que hay tantos sentimientos emocionalmente cargados relacionados al sexo y al amor. Ahora que, si no te quieres reproducir, teóricamente, no tendrías porqué ser celoso. En mi caso, incluso ya he decidido cortarme los cables (vasectomía), como diría una amiga.

La vergüenza y el remordimiento son importantes porque nos ayudan a aprender las habilidades sociales necesarias para funcionar en una sociedad colaborativa. Si nunca aprendemos a decir “lo siento”, eventualmente seremos expulsados de la tribu, disminuyendo nuestras oportunidades de sobrevivir y pasar nuestros genes.

El sentimiento de soledad, también, es una emoción esencial. Al principio la soledad parece ser innecesaria y redundante. Después de todo, podemos funcionar solos. Pero anhelar estar con compañeros también es importante para nuestra supervivencia, ya que dependemos de los recursos de la tribu para sobrevivir.

Y del miedo, bueno, el miedo puede salvar tu vida, pero también te puede petrificar y perderla. Quienes aprendieron a usar el miedo a su favor sobrevivieron para pasar sus genes, los demás fueron el almuerzo de un león.

¿Entonces el amor sólo es bioquímica compleja en nuestro cerebro? Sí y no. En efecto, la oxitocina y la dopamina son hormonas que segrega el cerebro (y en algunos casos, aunque en menor dosis, el corazón) cuando estamos con la persona que amamos. Pero el resto es todo el comportamiento que tienes a partir de las sensaciones producidas por esas hormonas.

El reconocer que tiene un origen químico, para mí, no le quita la fantasía al amor, al contrario, la potencializa. Porque cuando escucho su voz, puedo sentir ese hormigueo que recorre mi cuerpo desde la cabeza hasta los pies; puedo notar inmediatamente como mi músculo cardíaco comienza a bombear sangre a través de mi sistema vascular de forma acelerada; y cuando la veía… cuando la veía ella era la estrella más brillante de todas aquellas pequeñas luces que parecían estrellas a su alrededor, consecuencia de que mis pupilas se habían dilatado.

Y si alguna vez ella mencionaba algo en relación conmigo, podía bromear diciendo que estaba en drogas. O podía provocar que su cerebro generar esos químicos. A veces bastaba con rosar la piel de sus manos y sus brazos. Un rose tan sutil que sólo era la sensación de los electrones de los átomos de la yema de mis dedos presionando los electrones de los átomos de su piel… literalmente, mis partículas haciendo vibrar a sus partículas. Inmediatamente se erizaba su piel, después venía el rubor en sus mejillas… señal de que las drogas ya estaban en su torrente sanguíneo… Pero, bueno, ya no entraré a los detalles de la termodinámica y la mecánica de fluidos porque esos son recuerdos que me tengo prohibidos.

En conclusión, yo ya no soy el tipo del que una mujer se quiera enamorar y, mucho menos, tener una relación de pareja. Sólo soy esa persona con quien resulta útil platicar cuando la situación se pone fea y todo mundo corre a protegerse.

Ya sé, ya sé. Probablemente se están haciendo la pregunta “bueno, entonces ¿cuál es la diferencia entre sólo amar a tu amiga y tener una relación de pareja con esa amiga?” Charles Darwin y Richard Dawkins tienen la razón; la diferencia está en los recursos. Porque todo lo demás ya está: la confianza, la comunicación, el amor incondicional, etc. Pero lo que cambia es el tiempo, la prioridad que ahora esa persona tiene en mi vida. Ese es mi problema. Porque desde esa noche, del once de julio de dos mil diecisiete; la convertí a ella en mi mayor prioridad… y así será hasta que me muera… o haya una fluctuación cuántica en mi cerebro…

Día 298. 27 de junio de 2021

Día 299. 28 de junio de 2021

Digamos que hoy tuve una noche… breve. Probablemente logré quedarme dormido cerca de la media noche, pero desperté de un sueño a las cero doscientas cuarenta y cinco horas.

El sueño fue bastante extraño, creo que aun no logro superar Tenet. Al principio del sueño estaba en unas oficinas, yo estaba en mi lugar frente a la computadora. A mi izquierda había un pasillo y luego del pasillo, y un poco más atrás; había una chica, de tal forma que cuando miraba por encima de mi hombro izquierdo la veía a ella. La chica me gustaba, aunque no la reconocí, pero siempre que la miraba estaba junto a otro hombre; platicando y riendo juntos.

De pronto, la escena cambió. Estaba caminando por una especie de calle peatonal con muchos comercios. Una mujer iba conmigo y me decía “Quiere un caldo de gallina”, refiriéndose a una tercera persona, un conocido en común, asumo. Yo respondía “Yo sé donde lo compra” y comenzábamos a caminar hacia el puesto. Bajábamos unas escaleras y ahí la escena era un poco más sombría. Había un grupo de hombres retando a un borracho a resolver un problema, le ofrecían cincuenta pesos y rápidamente superaba el reto.

La persona con quien yo caminaba ya no era una mujer, ahora era un hombre y me decía “Estamos listos”. Entrábamos a un edificio y había un combate, esa era nuestra misión. Dentro del edificio había miembros invertidos, con entropía inversa.

Al terminar el combate salíamos del edificio. Ahora estábamos en una calle de una ciudad, ya era de noche. Yo corría hacia la camioneta que era mi escape, pero mi hermano y mi cuñada (las primeras personas que reconocí en el sueño) corrían invertidos y se subían a la camioneta. Mi hermano me lanzaba las llaves de su camioneta y me decía que los siguiera. Me subí a su camioneta, pero desde adentro la sentía súper gigante, con dimensiones más grandes de lo normal (ahora que lo escribo, recuerdo la sensación similar a cuando manejaba la camioneta de tres toneladas y media de mi papá, a los doce o trece años). Conmigo se subía un hombre (a quien también reconocí en mi sueño), lo llamaremos el pana de las perlas negras, para salvaguardar su identidad.

Conducía con complicaciones por lo que parecían callejones y tenía mucho cuidado de no golpear la camioneta de mi hermano. Mi razonamiento, dentro del sueño, era “Claro, mi hermano necesita una camioneta tan grande porque ya tiene una familia más grande”.

El pana que iba conmigo me decía que entrara al mismo estacionamiento que la camioneta que seguíamos, pero que utilizara la otra rampa. Yo me equivocaba y subía por la misma. El pana me decía “Toma a la izquierda” y señalaba una pequeña glorieta dentro del estacionamiento. Entonces bajábamos y en esa parte el estacionamiento ya no parecía que fuera de ciudad porque había un profundo barranco. Detenía la camioneta y nos bajábamos. Yo veía una especie de chancla que se caía al barranco y me causaba mucha gracia. Le decía al pana “Sería bueno tener una cámara aquí para grabarla”, y ponía mis manos frente a mi cara, simulando tener una cámara. De repente veía un celular con entropía invertida que venía volando desde el fondo del barranco y lo atrapaba con mis manos.

Finalmente, la escena volvía a cambiar y me encontraba nuevamente en la oficina del principio. Todos estaban viendo un video de cómo se me caía el celular al barranco y todos se burlaban de mí. Volteaba a ver a la chica linda que me gustaba. Aún estaba acompañada, pero esta vez me sonreía y me enviaba un mensaje.

Yo me empecé a reír de mi mismo al ver el video y desperté con esa sensación física de tener una sonrisa en la cara y con la sensación general de estar riendo. Después pensé “Me envió un mensaje”. Me levanté a ver mi celular y… en efecto, tenía un mensaje de la chica linda que me gustaba en mi sueño… ¿Quantum Entanglement?

Ese sueño nos llevo a una hora, cincuenta y siete minutos y cuarenta y cinco segundos al teléfono.

Me gustan los días nublados y lluviosos. Me gusta ver las nubes cubriendo el cerro de enfrente. Siempre trato de visualizarme en un lugar así, donde las nubes lo cubren todo y es imposible ver a un metro de distancia.

Sólo me dediqué a sobrevivir el resto del día. Es difícil combatir la somnolencia… pero me siento contento. Poco sabía que al final del día se presentaría nuevamente la oportunidad de… sentir, al menos, por cincuenta y siete minutos y cincuenta segundos.

Durante la plática un comentario sobre mi capacidad de ver las cosas desde múltiples perspectivas me hizo pensar en lo que Richard Feynman opinaba sobre las personas como yo… una persona ordinaria.

Día 299. 28 de junio de 2021

Día 300. 29 de junio de 2021

Hoy tuve un sueño bastante triste y doloroso. Pero creo que es la manera en que mi cerebro terrorista me está ayudando a no caer en el mismo error.

Antes de que comenzara el protocolo de diez semanas, solía dormir con el teléfono a un lado y con el máximo sonido posible… eternamente atento por si ella llamaba o enviaba un mensaje. Hice eso por más de un año, así que mi cerebro aprendió a estar atento, a despertarme cada hora y media o dos horas, para revisar el celular. De manera evidente, no descansaba correctamente, pero me sentía muy feliz cuando el teléfono sonaba.

Un día el teléfono sonó por última vez, y durante cuatro largos meses permaneció en silencio. Cuando inicié el protocolo, una de las primeras cosas que hice fue prohibir la entrada de celulares a mi cuarto. No le tomó mucho tiempo a mi cerebro asimilar que no había razón alguna para despertar y, con el paso de los días, quizá dormía la misma cantidad de horas que antes, pero mi descanso era de mejor calidad.

Durante la noche me estuve despertando cada dos horas e instintivamente busqué el celular donde solía estar. A pesar del sueño, que definitivamente es un factor estresante, y el despertar continuamente, mi medición matutina fue un diez con balance perfecto; mi HRV fue de sesenta y uno.

Es difícil dejar atrás hábitos tan arraigados, y las drogas (hormonas) que segrega mi cerebro siempre tendrán un efecto. No puedo evitarlo, probablemente no quiero evitarlo. Porque sin importar lo nefasto que será el síndrome de abstinencia cuando el celular deje de sonar nuevamente… lo cierto es que ayer por dos horas, cincuenta y cuatro minutos y treinta y cinco segundos; me sentí feliz. Pero luego llega mi cerebro terrorista y durante mis sueños se asegura de recordarme cuál es mi realidad.

Hoy entré en modo “colaborativo” y apliqué la de “A ver, quítate, mejor lo hago yo”. De trescientos quince errores que había aun pendientes por los cambios de Shanghái; reduje la lista a uno, el cuál espero resolver mañana antes de la junta de planeación y, finalmente, poder desbloquear mis casos de uso.

En algún momento del día una amiga me escribió para contarme que no se sentía muy bien. Me platicó su situación y al final de la charla me dijo “Gracias, siempre pones mis ideas en orden” … SWAT, al servicio de la comunidad.

En un ratito que me tomé por la tarde, logré armar la mayor parte del núcleo de la galaxia, pero ha sido bastante complicado. En este rompecabezas no puedo usar mi mayor habilidad, tendré que recurrir a una segunda iteración del Radix Sort.

No lo sé, pero me agrada saber que los estados previos del universo han determinado que hoy me sienta bastante contento.

Día 300. 29 de junio de 2021

Día 301. 30 de junio de 2021

Hoy tuve una pésima noche. Para empezar, me acosté muy tarde y nuevamente me costó trabajo dormir. Me estuve despertando cada hora. Sólo dormí tres horas y cuarenta minutos, mi descanso no fue bueno. Tuve una serie de sueños muy extraños en los que mi paciencia se ponía a prueba, primero en una especie de aeropuerto. Luego, en otro sueño, como que sabía que una mujer me había engañado y estaba recabando la evidencia para tomar acciones, muy probablemente, no del todo amistosas. Aun así, me levanté en cuanto el despertador sonó a las cero cuatrocientas treinta horas.

Me resulta sorprendente como un evento… bastó un evento para que mi cerebro volviera al mismo patrón de atención. Lo interesante es que mis mediciones matutinas fueron bastante buenas, mi HRV fue de sesenta y tres, y durante mi primera sesión de respiración tuve un HRV AVG de setenta, y un PEAK HRV de ochenta y dos. Definitivamente los más altos que he tenido en estas cuatro semanas y media.

Todos estos datos que estoy recolectando son muy interesantes. ¿Qué demonios está pasando por mi cabeza? ¿A caso es posible reactivar un quasar? No debería seguir esa línea de investigación, no hay nada que lo sugiera. Y no puedo permitirme volver a asumir algo que ya fue falsificado.

Finalmente terminé de arreglar el último error. Ahora sólo faltará compilar todos los contenedores y asegurarme de que todo funciona adecuadamente.

Por la tarde continué armando el rompecabezas. Apliqué una segunda iteración del Radix Sort y eso ayudó bastante, logré conectar un brazo de la galaxia con la orilla, la cual, afortunadamente, estaba bien orientada. Creo que necesitaré otras dos iteraciones conforme logre ir completando el resto de los brazos. Pero me queda claro que el espacio no habrá forma de armarlo más que a prueba y error, es ahí donde debo hacer uso de mi mayor talento al armar rompecabezas.

Día 301. 30 de junio de 2021

P.S.: I love you

Treinta y Sexy: Semana 42

Treinta y Sexy: Semana 44