Esta ha sido una semana un tanto caótica. Casi por accidente me enfoqué en el mundo de lo pequeño he hice varias fotografías macro. También comencé mi protocolo de diez semanas para entrenar mi sistema nervioso autonómico. Finalmente tengo evidencia científica que confirma lo que he sospechado desde hace tiempo: no me estreso. Aparentemente mi balance entre el sistema nervioso simpático y el sistema nervioso parasimpático es bastante bueno, hay espacio para mejorar y en eso trabajaré las próximas diez semanas. Pero, por ahora, esta es la historia de los últimos siete días.
Día 267. 27 de mayo de 2021
Sabía que cargar sesenta kilos por las escaleras hasta el jardín, y de regreso; pasaría factura en mi cuerpo. Hoy me dolían bastante las piernas, pero seguí con mi experimento de caminar descalzo.
Tomar un día a la mitad de la semana hizo que el trabajo se desbordara un poco, pero logré ponerme al corriente. En una de esas ocasiones en que abrí el refrigerador noté los Orbeez que tengo ahí y se me ocurrió hacer esta fotografía macro. Es una relación uno a uno. Bolitas muy coloridas. Si no se estuvieran tocando, serían una especie de multiverso.
Día 268. 28 de mayo de 2021
Hoy al final del día tuve una breve plática de fotografía con los compañeros del trabajo y salió a tema la foto macro, así que decidí hacer otra foto uno a uno el día de hoy. Creo que era oportuno documentar la decadencia antes de proceder con la extracción. Esta es una sola imagen, al igual que la anterior. Aquí no estoy utilizando técnicas de apilado, sólo estoy utilizando la apertura mínima de mi objetivo Macro, f/52. Es una bella imagen que revela las texturas en las diferentes superficies. Es divertido mirar a las cosas pequeñas.
Día 269. 29 de mayo de 2021
Decidí continuar con la fotografía macro. Hoy le tomé una foto a mi comida, rara vez lo hago, pero las texturas me resultaron muy atractivas. Aunque quizá después intente una foto de la pasta cruda. De igual forma, es una sola imagen, no me ha hecho sentido hacer pilas. Aunque creo que todos sabemos cuál es la foto macro que más me fascina hacer, el problema es conseguir a una víctima. Quizá pronto.
Hoy pasé todo el día procesando fotos. Finalmente publiqué las de Xochimilco y las del eclipse lunar. También entregué unas fotos de producto que hice unas semanas atrás. Un día productivo, aparentemente.
Día 270. 30 de mayo de 2021
Hoy tuve una noche difícil; soñé con ella. Me pedía ayuda, quería que ayudara a Carlos. ¿Quién demonios es Carlos? En fin, yo accedía a hacerlo, no me sorprende.
La imagen de hoy parece más una representación de un multiverso inflacionario, donde el elemento es el inflatón y cada una de las burbujas es un universo en expansión. Nuestro universo podría ser uno de un número infinito de universos.
Pensando en el multiverso contemplé posibilidades que podrían existir en esos universas. Curiosamente, mientras tenía estos pensamientos; una persona que dejó de hablarme en enero me mandó un mensaje. Eso me hizo pensar en las grandes mentiras que nos decimos y nos negamos a reconocer.
A lo largo de la vida las personas me han dicho cosas como “te amo”, “te extraño”, “es que, si me importas”, “me acordé de ti el sábado y te iba a escribir”. Pero sus acciones contradicen sus palabras. Si yo extraño a alguien; le escribo. No importa la hora, la situación, ni el lugar. Enviar un mensaje me toma menos de treinta segundos.
Yo soy brutalmente honesto con las demás personas y conmigo mismo. Lo cierto es que ¿cuánto puede importarles algo que no está en sus prioridades? Y no estoy diciendo que yo debería ser una prioridad para las demás personas. Al contrario, me siento muy tranquilo al saber que no soy lo suficientemente relevante para nadie.
Todo este pensamiento surgió justamente por el mensaje que recibí: “Te extraño, pero ahorita mi prioridad es dormir, comer y sobrevivir en el hospital al día siguiente”. Eso es honesto, y siento una enorme admiración por alguien que es capaz de expresar amor y respeto sin necesidad de mentir. Si algo te importa, lo pones en tu agenda, tan simple como eso. Yo pongo mi tiempo donde están mis palabras.
Sólo hay una persona a quien extraño (y me importa, y amo) y, aún así, no busco porque prometí no volver a perturbar su existencia. Cumplir es promesa es la expresión más grande de amor, pero esa es otra historia.
Día 271. 31 de mayo de 2021
Hoy terminé de leer el vigésimo octavo libro; es una verdadera joya. Realmente se trata de un legado. Ahora tengo muchos más objetos que quiero observar. Sé que mis fotos jamás serán tan increíbles como una del Telescopio Espacial Hubble (HST, por sus siglas en inglés), pero el simple hecho de capturar los datos, procesar las imágenes… estar ahí… sabiendo que esos fotones están llegando a mí y a los sensores de mis cámaras después de haber recorrido el universo por miles, cientos de miles y hasta millones de años.
La historia del HST es muy bella, con sus grandes dificultades al principio derivado del defecto en su espejo principal, pero hoy lleva treinta y un años empujando el horizonte de nuestro entendimiento del universo. Es difícil pensar en que en algún momento de esta década tendrá su última órbita y después será incinerado en la reentrada a la atmósfera terrestre. Definitivamente será mucho más emocional y nostálgico que el último baile de Cassini.
La nota alta es saber que el Telescopio Espacial James Webb (JWST, por sus siglas en inglés) será lanzado, si todo sale bien, el treinta y uno de octubre de este año. Le tomará cerca de medio año llegar al punto de Lagrange L2 del sistema Sol-Tierra. Así que quizá para dentro de un año comenzarán a llegar las primeras observaciones. JWST permitirá mirar hacia los orígenes de estrellas, planetas, galaxias y el universo mismo, gracias a que está calibrado para observar en las frecuencias de luz infrarroja.
En otras noticias, hoy comencé el protocolo de diez semanas de entrenamiento en Variabilidad de Ritmo Cardiaco y Bioretroalimentación. No es fácil levantarme a las cero cuatrocientas cuarenta y cinco horas, pero por ahora tengo esta motivación. Dos sesiones diarias de respiración parecen fáciles, pero tiene su reto, sobre todo cuando la mayoría del tiempo opero con un verdadero déficit de sueño. Al despertar debo hacer la medición de mi variabilidad y de mi ritmo cardiaco, después de un par de días tendré mi línea base y ya veremos que tan cierto es que no me estreso. Hoy también volví al piano, no había tocado desde el primer día de este mes. No ha sido lo mismo hacerlo sin mi inspiración fundamental, pero con toda mi transformación actual creo que hay espacio nuevamente para ella.
Día 272. 1 de junio de 2021
Nuevamente me sucedió, anoche ya muy cansado me metí a la cama y simplemente no dormí. Pasarón cerca de dos horas antes de que me lograra quedar dormido. Sé que debí levantarme, pero no lo hice. La última vez que vi el reloj eran más de las cero cien horas. El despertador sonó a las cero cuatrocientas cuarenta y cinco. Me levanté y de inmediato hice mi medición matutina (MR, por sus siglas en inglés). Mi línea base de Variabilidad de Ritmo Cardiaco (HRV, por sus siglas en inglés) es 59, con un ritmo cardiaco (HR, por sus siglas en inglés) mínimo de 54, máximo de 83 y un promedio de 69 latidos por minuto (BPM, por sus siglas en inglés).
Mi resultado de MR es 9, de una escala de 10, lo cual significa que mi cuerpo está bien recuperado y listo para la acción. El balance de mis sistemas nervioso simpático y parasimpático creo que no podría ser mejor. Ahora tengo evidencia científica para asegurar que no me estreso. Y si con menos de cuatro horas de sueño mi cuerpo está listo, entonces también es evidencia de que realmente funciono con menos descanso que el promedio de las personas. Habrá que ver mi rendimiento a lo largo del día.
Después de la primera sesión de respiración, logré llevar mi HRV hasta 67, con un máximo de 73. Mi ritmo cardiaco tuvo un mínimo de 49, un máximo de 78 y un promedio de 60 BPM.
Hoy tuve una conversación bastante interesante con alguien. No cabe duda de que cuando se mantiene una mente abierta, es posible explorar otras dimensiones. Durante la plática me dijeron “Tienes razón. Me gusta tu forma de pensar.”, esas palabras me recordaron cuando ella me decía que yo siempre tenía razón.
Jamás ha sido mi intención tener la razón, pero debo reconocer que con mayor frecuencia que no, suelo “tenerla”. Hay una explicación notable detrás de esta situación aparente: me la paso pensando, estudiando y sometiendo a prueba mis hipótesis. Pienso en muchas cosas, comienzo pensando en cómo es que la situación aplica a mi persona, pero después sigo pensando y puedo llegar a conclusiones más generales, sin llegar a ser universales, pero lo suficientemente generales como para que otras personas se identifiquen. Paso tanto tiempo estudiando, pensando y analizando las cosas desde múltiples perspectivas que es fácil creer que siempre quiero tener la razón.
Pero no hay nada más distante. Mi anhelo es siempre estar equivocado, que me muestren lo equivocado que estoy, porque así puedo seguir aprendiendo. El problema es que pienso tanto, que muchas veces ya pensé los contraargumentos a mis propios argumentos. Aún así, siempre estoy abierto a que me hagan ver mis errores, me muestren perspectivas diferentes, aporten información que yo no he logrado adquirir e incorporar a mis análisis.
Tristemente, hoy debo reconocer que tenía razón cuando respondí “Estarás bien, seguramente mucho mejor”, al comentario “No sé qué sería de mi vida sin ti” que ella me hizo alguna noche durante una de esas llamadas que duraban dos o tres horas.
Después de mi segunda sesión de respiración me senté un momento en la sala y noté que, por primera vez en meses, las persianas estaban cerradas. Yo las cerré en la tarde porque me senté a ver un capítulo de una serie. Pero me pareció curioso haberla dejado así, casi siempre están abiertas, quizá es un reflejo de mi estado mental actual. De algún modo, en este momento estoy más centrado en mirar hacia adentro.
Día 273. 2 de junio de 2021
Hoy desperté a las cero cuatrocientas veinticinco horas, lo cuál es extraño siendo que me dormí alrededor de las dos mil trescientas treinta horas. A partir de hoy los celulares están prohibidos en mi cuarto, solía dormir con el celular cerca para poder responder los mensajes y llamadas que solían llegar por la noche, pero hoy me queda claro que ni las llamadas ni los mensajes volverán. Así que no tiene ningún sentido seguir arruinando el poco sueño que suelo tener.
Al despertar mi MR fue 7, con 67 HRV, 46 HR Min, 77 HR Max y 54 HR Avg. Es más bajo que el día anterior pero lo interesante es que la tendencia del desbalance es hacia el sistema nervioso parasimpático. Lo cual refuerza mi hipótesis de que mis niveles de estrés son muy bajos. También me hace pensar en que, si mi sistema nervioso parasimpático incluso llega a ser dominante como hoy, quizá esa es la razón por la que puedo salir de situaciones emocionales adversas con cierta facilidad. “Sientes rápido”, me decía ella. Sí, parece ser que soy más fuerte y emocionalmente inteligente de lo que imaginé. Esto es lo que me gusta de hacer experimentos científicos conmigo, me permiten descubrir cosas de mí y comprenderme mejor.
Durante la primera sesión de respiración logré un HRV de 69, con un máximo de 77. Mi ritmo cardiaco lo logré llevar hasta un mínimo de 44 BPM y un máximo de 80 BPM, con un promedio de 58 BPM. El primer día fue un tanto difícil realizar los veinte minutos, pero hoy me sorprendí de lo rápido que percibí el paso del tiempo. Además, creo que la oxigenación adicional ayuda a que mi cerebro termine por carburar y entonces puedo comenzar mi sesión de lectura con mayor energía y enfoque.
Parte de esta primera semana es establecer los objetivos que quiero alcanzar al terminar el protocolo de diez semanas, por un instante vino a mi mente eso de… “I want a lot of things. I want to be with the woman I love on Valentine’s Day, and I want her to love me back. And I want just one moment of relief from my gut-wrenching pain of knowing that that’s never gonna happen.”
En fin, he continuado con mi experimento de caminar descalzo y he descubierto algunas cosas interesantes. Primero, que no tengo el pie tan plano como me hicieron creer de niño. Segundo, mis pies se están acostumbrando a la superficie, he caminado hasta hora y media y no siento dolor o cansancio, ni si quiera en las rodillas, cosa que con zapatos o tenis luego sucedía. Por último, cuando vuelvo a ponerme los tenis de casa (nunca salgo con ellos por diferentes razones), puedo sentir mis pies acolchonados y reconocer las partes de mi pie que se están fortaleciendo.
Hoy mi inflatón es de fresa y decidí ponerle unas rebanadas de fruta natural. Sin duda alguna esta imagen muestra un multiverso más sabroso. La gente común come gelatinas, yo como inflatón… por alguna extraña razón esta semana me ha dado por prepararlas. Por cierto, mi inflatón es no Euclidiano porque tiene curvatura.
En otras noticias, hoy finalmente reduje mi lista de contactos a veintiocho, la tinta azul se terminó y estoy a punto de terminarme la segunda libreta del proyecto.
P.S.: I love you