Deliberadamente esta semana fue muy colorida, simplemente decidí jugar con muchos colores a lo largo de esta serie fotográfica. Lamentablemente, para mí, no sólo el cielo a perdido sus colores, sino la vida entera. Aún así, la belleza del blanco y negro me ha hecho pensar en… ¿cómo describiría los colores? ¿cómo le explico a alguien el concepto de rojo cuando nunca lo ha percibido? ¿cómo describiría la nieve o un amanecer?

Día 106. 17 de diciembre de 2020

El ojo en el cielo. Esta imagen es un mero accidente, pero dicho accidente es un maravilloso tributo a esos ojos que jamás volveré a ver. Los colores son fascinantes. La ciencia lo es. Detrás del accidente hay un experimento científico que involucra tensión superficial y una pésima ejecución de violentar esa tensión. El azul, el verde y el amarillo se mezclan de una forma caprichosa para dar paso a esta especie de ojo que me mira de vuelta. Aunque interesante, no es ni remotamente cercano a aquellos ojos que me hicieron sentir lo que sólo Júpiter ha provocado a través del ocular de mi telescopio (aunque debo confesar que Saturno es mi favorito). Lo importante de todo esto es que, a pesar de la distancia, del silencio… del adiós; el mundo encuentra formas de que vos sigáis presente en mí.

Día 106. 17 de diciembre de 2020

Día 107. 18 de diciembre de 2020

No es fácil vivir con la angustia, pero ya aprenderé a hacerlo sin que cause tantos estragos. Esa ansiedad me llevó a recordar una serie de eventos y me puse a jugar con la cámara. Inspirado en una imagen que vi hace poco; decidí usar la misma técnica para capturar mi paisaje nocturno. Quizá esta sea la vista cruzando un horizonte de sucesos a la velocidad de la luz.

Día 107. 18 de diciembre de 2020

Día 108. 19 de diciembre de 2020

Estoy desesperado, mi mente no se detiene y la pelea contra mi egoísmo es demasiado dura. Hoy he decidido capturar el paisaje desde mi balcón de una manera que refleje mi estado mental. Este caos que inunda mi mente. La agonía de la incertidumbre.

Día 108. 19 de diciembre de 2020

Día 109. 20 de diciembre de 2020

Hoy la angustia se convirtió en certidumbre. Decidí convertir esto en una miniserie, un tríptico de imágenes. El mismo elemento, pero fotografiado de diferente forma representando esas emociones que inundan mi ser. Hoy quizá ya no hay incertidumbre, sólo queda la soledad. Hoy esta imagen ya no representa un abrazo como hace más de tres años lo hizo. Hoy estoy solo. Hoy la otra parte ha decidido desaparecer. Hoy lleno ese vacío con el recuerdo de sus colores, de su brillo, de la calidez de ese abrazo. Sí… yo siempre voy a querer veros, sentiros, abrazaros… besaros… Yo cada día seguiré soñando en hacer una vida a vuestro lado, pero esos son mis anhelos egoístas… Y puedo saciarlos viviendo de mis reminiscencias de Vuestra Merced. Si yo no os busco es porque vos me habéis demostrado que vuestro distanciamiento es un acto de amor, y ¿quién soy yo para perturbar tan noble sacrificio? Yo soy nada.

Día 109. 20 de diciembre de 2020

Día 110. 21 de diciembre de 2020

Hoy terminé el noveno libro del año. Uno de los que más me ha gustado. Es una lectura que todas las personas podrían hacer y obtener algo bueno de ella. No me gustan las etiquetas, así que suelo no usarlas. A menudo me refiero a mí como una persona no religiosa, pero hoy me queda claro que, en realidad, dado que pienso que hay una diminuta posibilidad de que un dios exista, pero su probabilidad tiende a cero; soy un ateísta de facto. No puedo saberlo con certeza, pero pienso que dios es sumamente improbable, así que vivo mi vida bajo la premisa de que él no está aquí.

Yo podré respetar las creencias de los demás, pero el hecho de que las demás personas no sean capaces de cuestionarse; no significa que yo no lo vaya ha hacer. Prefiero mil veces la espiritualidad y asombro que encuentro en la realidad del universo, que aquella que pueda ofrecerme una mística falacia.

No expandiré más al respecto, pero es una plática que con todo gusto podemos tener uno a uno. La gran diferencia es que yo siempre mantendré una mente abierta y estaré dispuesto a modificar mi entendimiento con base a la nueva evidencia, en caso de que ésta pruebe que mi pensamiento es erróneo. Para mí no hay día más dichoso que aquel en el que descubro que uno de mis pensamientos está completamente equivocado.

Ultimadamente, todos construimos nuestra moralidad de una fuente que no tiene que ver con la religión.

Día 110. 21 de diciembre de 2020

Día 111. 22 de diciembre de 2020

Hoy me senté a ver Giselle por sexta vez consecutiva. Pero decidí hacerlo acompañado de un par de tragos. En estos días comencé a jugar con colores y mis bebidas fueron un buen lugar para experimentar. Uno fue de color natural, ese lindo rosado que realza el jugo de toronja; el otro fue azul porque… se me dio la gana pintarlo de ese color. El ballet en vivo es una de las pocas cosas que realmente extraño, así que procuro ver la mayor cantidad de transmisiones posibles, sin importar que sea el mismo ballet seis días seguidos.

Día 111. 22 de diciembre de 2020

Día 112. 23 de diciembre de 2020

Hoy seguí jugando con colores. ¡No me den colores o toda mi comida parecerá de otro planeta! No sé dibujar, jamás he dedicado suficiente tiempo para aprender, así que no sé cómo llegué a la conclusión de que sería buena idea dibujar con hot cakes.

Utilicé dos colores, uno amarillo para hacer más intenso el color de la masa y uno azul que ya cocido parece más verde. No quiero imaginarme cómo se verá el verde… ¡el próximo fin de semana comeré hot cakes verdes!

En este primer intento descubrí un par de cosas. Necesito mejores mangas, mis mangas improvisadas no ayudaron mucho. Quizá utilizar botellas sea mejor idea. Además, quizá sea buena idea usar guantes o alguna otra forma de aislar mis manos y brazos de la luz infrarroja porque no es buena idea tener mucho tiempo los brazos sobre un sartén extremadamente caliente. Mi pulso de maraquero tampoco ayuda, pero creo que eso podría ser mitigado con algún dispositivo mejor para verter la masa, ya veré que se me ocurre. La moraleja es seguir experimentando. Ahora quiero hornear un pan de leche que, típicamente, es blanco, pero… ¿por qué hacer las cosas como todos los demás? Quizá lo puedo hacer, si no más sabroso, al menos, más divertido si es de color verde o azul.

Día 112. 23 de diciembre de 2020

P.S.: I love you

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