Siete días bastante diferentes, pero sospecho que tienen cierta tendencia. Pareciera que comienzo a vivir el mismo día cada día y mi cerebro está comenzando a revelarse; necesito hacer cambios y pronto.
Día 57. 29 de octubre de 2020
Hoy pasé cerca de ocho horas escribiendo una carta de 26 hojas. Mi mano me duele y, al final, parecía que había escrito más con los dedos que con la pluma. Por eso decidí tomar esta foto, para inmortalizar la dedicación que requiere escribirle a alguien con el corazón.
Además, la noche anterior me estuvieron cuestionando sobre la foto del jueves pasado y la sensación que provocó. Bueno, esas mismas manos capaces de asesinar un sueño, también son capaces de escribir y crear un documento en respuesta a esos cuestionamientos. Lamentablemente, no todos podrán conocer esa respuesta, ese es un privilegio exclusivo.
Día 58. 30 de octubre de 2020
Hoy desperté más temprano de lo normal, algo que ha ocurrido últimamente. En esos momentos sólo quisiera poder volver a dormir un poco más, pero rara vez puedo hacerlo. Decidí tomar la cámara, ponerla sobre mi prominente barriga y presionar el disparador. La imagen me recuerda una creación renacentista de hace tres años. Por ese instante extraño con nostalgia ese momento. Cómo quisiera volver a ese cuadro.
Día 59. 31 de octubre de 2020
Hoy desperté de un sueño muy lindo, chistoso y emocionante. Me sentía muy feliz en ese sueño. Pero mi realidad es esta: Un hombre solitario entre las sombras que no deja de maravillarse al observar el universo. La segunda Luna llena del mes: Once in a Blue Moon. Fue una noche breve de observación, y casi no ocurre. Como se puede observar, el clima no fue muy amable esta noche. Pero hice los cálculos para saber por dónde saldría la Luna (el lado más bajo del cerro), justo ahí había una brecha en la nubosidad. Decidí armar el telescopio y esperar. Minutos antes de las 1823 hrs, la hora oficial de la salida de la Luna; el brillo naranja confirmó mis cálculos y tuve la oportunidad de capturar varias imágenes interesantes entre las nubes. Pero esta vez preferí que mi foto del día fuera un autorretrato observando ese momento. Una gran experiencia (me resulta complicado entender que nadie quiera compartirla… me queda claro que el problema no es la observación astronómica).
Día 60. 1 de noviembre de 2020
Hoy terminé el cuarto libro del año, el cuarto libro de Sean Carroll. Éste habla completamente de los fundamentos de la física cuántica y sus múltiples perspectivas. Cuestiona la interpretación de Copenhague y establece una posición en favor de la interpretación de Muchos Mundos, la cuál a mí también me resulta más atractiva o, la menos, menos complicada. He aprendido a ser más reservado con mi forma de expresarme. Sí, soy un sistema cuántico, pero mi pensamiento no divide la función de probabilidad de onda del universo. Con el simple hecho de tomar una decisión no estoy generando universos alternos (a menos, claro, que use un generador cuántico de números aleatorios). Al final del día, me gusta saber que hay muchas cosas que aún no comprendo, pero que cada vez recorro más camino en el entendimiento de las leyes naturales del universo. Hoy, por ejemplo, mi mente explotó al entender un nuevo concepto: Entanglement Entropy.
Día 61. 2 de noviembre de 2020
Hoy mientras regaba mis plantas noté las gotas de agua que se quedaron atrapadas en ésta en particular. Intenté tomar algunas fotos, pero no me gustaron. Después llegó mi visita; comimos, bebimos y platicamos largo y tendido. Ya entrada la noche, una vez la visita hubo partido; saqué el tripié y una luz continua. Utilicé mi objetivo macro 105 mm y me puse a intentar diferentes ángulos de iluminación. La foto que elegí es la que más me gustó porque las gotas resaltan bastante bien y el reflejo de la lámpara es mínimo.
Día 62. 3 de noviembre de 2020
Hay días en los que me siento muy cansado, no sé por qué razón, pero hoy simplemente decidí tirarme en el sillón y subir los pies en el respaldo. Mientras estaba ahí, mirando el mundo de cabeza, observé mis botas negras; lo toscas y pesadas que parecen. Recordé con alegría una fotografía similar que hice años atrás, y decidí capturar su “negativo” de aquella otra que recordé. A veces esos recuerdos salvan el día esbozando una ligera sonrisa en mi rostro.
Día 63. 4 de noviembre de 2020
Adoro los amaneceres así. Sin duda alguna el clima frío es mi favorito. Muchas personas se expresan mal de este clima, pero a mí me agrada bastante. Trae consigo vistas muy diferentes en los amaneceres. Además, necesita hacer mucho más frío para que yo lo empiece a sentir. Aún recuerdo mis caminatas sin chamarra en atardeceres a 2° C o 3° C. Es lo bello de contemplar el amanecer casi todos los días; he aprendido a apreciar las diferencias en cada uno de ellos. Supuestamente el clima puede influenciar nuestro estado de ánimo, pero en mi caso no es así; mi nostalgia viene de tiempo atrás. Al contrario, el clima nublado y frío me da un motivo para sonreír: el valor de mis acciones comienza a subir.
P.S.: I love you