La semana comenzó desde muy temprano el domingo. Después de haber invertido más de nueve horas limpiando el departamento, no dudé un instante en hacer un bodegón con la fotografía 211, después de la reunión con los amigos de la secundaria. Por momentos así, vale la pena el esfuerzo. Adicionalmente, casi muero cuando me di cuenta que había dejado la memoria SD de mi cámara en un pantalón que metí a lavar. Aparentemente, las memorias ahora son mucho más resistentes porque aguantó el ciclo de lavado, enjuagado, centrifugado y secado. Desde entonces, mi cámara utiliza la segunda memoria como respaldo.
El lunes tuve un sueño. Estaba sentado en la banca de un jardín. No era un jardín tan grande o, al menos, no estaba en una parte tan abierta. Estaba rodeado de una especie de muralla de árboles. Sólo había accesos en forma de arcos en el extremo más lejano del jardín. No estaba sólo, había más gente, no mucha. No recuerdo haberlas visto pero sabía que ahí estaban. Más de una persona pasaba a platicar conmigo. De pronto, una mujer, que no reconozco; me empezó a reclamar cosas que yo no entendía ni recordaba. Sólo insistía en saber por qué había besado a otra mujer, de la cual no recuerdo el nombre. Yo observaba los arcos, con mi mirada postrada en la distancia, como si esperara una especie de milagro. Fue cuando la vi pasar, de izquierda a derecha. Justo a la mitad del segundo arco se detuvo y volteó hacia dentro del jardín. Aunque estábamos lejos, nuestras miradas se encontraron; nos reconocimos. Sin decir nada, me levanté y caminé hacia ella, al mismo tiempo que ella caminaba hacia mí. Cuando nos encontramos, sin decir una sola palabra, simplemente nos abrazamos fuerte, como queriendo recuperar los años perdidos. De esos abrazos que no terminarán jamás porque sin importar a dónde vayas, podrás recordar esa sensación. Nos miramos una vez más a los ojos, sólo un instante. Después nuestros labios temerosamente se encontraron mientras intentaba besarla en la mejilla. Luego nos besamos sin temores ni reproches.
El sueño de la mañana llevó a una plática de la que me estoy hartando. Sin ánimo alguno llegue a casa. Decidí sacar cosas del calabozo y, a pesar de mi hartazgo, terminé sacando los materiales para hacer eso que, hace demasiado tiempo, dejé inconcluso. La fotografía 212 es sólo un documento de las cosas que utilizaré para concluir esa lámpara.
A veces me da por beber. Cansado y un tanto harto del trabajo, el martes decidí tomar una deliciosa cerveza al llegar a casa. Aprovechando la belleza de la lata, hice la fotografía 213 de producto. Sólo para documentar un momento como ese en el que me siento en completo silencio, sólo a disfrutar del fascinante sabor de una cerveza de calidad.
Quiero dormir con usted
desnudarle los sentidos,
besar sus sueños
y acariciar sus deseos.Recorrer con la punta de mis dedos
cada rincón de su piel tersa
y de besos de pasión dispersa,
dejar sus lunares llenos.Que nuestros corazones
se fundan en un mismo latir
y mis brazos cual leones
la protejan al dormir.
El miércoles escribí eso al despertar, jamás habría podido imaginar que se convertiría en una especie de predicción. En fin, ese día decidí continuar con el proyecto de la lámpara de luz negra y descubrí que perforar botellas de vino es mucho más complicado de lo que creí. Debo ajustar mis precios. Al final del día hice pruebas de iluminación en la sala. La fotografía 214 es la documentación de esa prueba. Aunque no es una imagen increíble, lo cierto es que en vivo se veía genial, sólo hay que asegurarse de tener el cuarto completamente obscuro. Es momento de continuar escribiendo secretos.
El jueves fue un día lleno de emociones. Lo interesante es que fue un día demasiado ordinario hasta que mi doctora escribió. Pasé de la frustración al hastío. Pero, al final, recibí comentarios agradables sobre mi proyecto y eso me animó mucho. Mi doctora decidió leer todas las publicaciones del blog y eso me ha motivado a empujar mi creatividad. Ya había caído en una especie de rutina en la que sólo documento y tomo fotos por tomar. Ahora estoy motivado a recuperar la esencia de este proyecto. Este día decidí buscar algo estético, algo hermoso en este mundo cotidiano en el que existo. Mientras me lavaba los dientes, abrí la llave del agua y contemplé la belleza que vive ahí. En el simple acto de llenar un recipiente. El sonido, las formas, todo es perfecto. La fotografía 215 es algo abstracto y eso es lo que me gusta porque en su simplicidad encuentro paz y tranquilidad.
El viernes, por una extraña razón, terminé el día con mucha hambre, así que decidí prepararme algo de merendar. La avena me gusta pero a veces no se me antoja. Tomé la fotografía 216 de producto, sólo para que se me antojara y me la pudiera comer.
El sábado fue el día más esperado de las últimas tres o cuatro semanas, pues había una magnífica presentación de ballet que pude compartir y eso siempre me agrada. Para la fotografía 217 decidí documentar la mesa para dos que coloqué para la cena. Aunque me habría gustado tomar la foto en la noche con nosotros sentados ahí, lo cierto es que de los mejores momentos jamás tengo fotografías porque estoy ocupado compartiéndolos. Sin duda alguna, siempre es una influencia muy positiva cuando tengo el privilegio y la fortuna de compartir el espacio-tiempo con ella.
f/8
1/60 sec.
ISO-100
18 mm
Nikon D7100
f/8
1/60 sec.
ISO-100
26 mm
Nikon D7100
f/8
1/60 sec.
ISO-100
32 mm
Nikon D7100
f/11
121 sec.
ISO-100
18 mm
Nikon D7100
f/5.6
1/60 sec.
ISO-100
42 mm
Nikon D7100
f/8
1/60 sec.
ISO-100
30 mm
Nikon D7100
f/9
1/100 sec.
ISO-100
34 mm
Nikon D7100
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