Esta semana comenzó con un poco de turbulencia y terminó con el avión de mis ilusiones estrellándose horriblemente.

La Luna siempre es encantadora, sin importar su fase. Mientras veía un partido de fútbol americano; miré por la ventana y observé que la Luna iba saliendo, así que corrí por la cámara y logré caputrar la fotografía 134. El anhelo de compartir esos instantes siempre está presente.

La fotografía 135 es una autorrepresentación en la que, literalmente, ya no queda nada. Si han seguido este proyecto; entenderán el porqué.

Ese vacío siempre existirá y quise documentarlo en la fotografía 136.

El miércoles me tocó ser asistente en una práctica de fotografía de alta velocidad, así que quise capturar esa esencia en la que la modelo, la iluminación y el fotógrafo convergen en un mismo instante para lograr algo.

Casi todos los días tengo que mirar por ese espejo preguntándome que hago ahí esperando. La fotografía 138 es un documento que pretende capturar lo cotidiano de mis días. La nostalgia de esa soledad.

Un día antes recibí una estocada que me dejó moribundo; la caída libre de esas ilusiones. Así que, en la fotografía 139, trato de capturar lo que siempre hago en una situación así. Ser agua, simplemente fluir. Tal vez no todo esté perdido.

Finalmente, el insomnio me llevó a armar un rompecabezas de mil piezas durante una noche. La nostalgia invade mi alma y la frustración de sentirme tan incompleto como mi rompecabezas, están documentados en esa simple fotografía 140. Este es el día en que todas mis ilusiones han sido destruidas.

El 21 de enero me declaro en tristeza, así que las semanas por venir serán complicadas, quizá meses. Pero es algo que debo resolver.

 

 

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