Las noches de observación astronómica se complican en esta época del año. Las nubes comienzan a aparecer y las lluvias, aún esporádicas, comienzan a hacer de las suyas. Una nueva forma de fotografiar el cielo se avecina. Pero mientras las tormentas se deciden a iniciar con suficiente violencia; aún hay tiempo para completar la colección en la que trabajo.
El día comienza con esos lindos rosados que siempre me hablan de ella. Son pocos, pero están presentes. El amanecer es más interesante que otros días. El Sol sale bastante al noreste y genera esa magnífica paleta de colores cálidos y fríos. Las nubes grises le dan un carácter más… lúgubre. Sí, mi balance de blancos es deliberadamente cálido, pero me hace sentido con la fotografía que tomo. Además, las luces incandescentes no son de color blanco.
Todo está listo. Mientras espero el momento adecuado; contemplo a Venus y la Luna menguante. Completan ese cuadro magnífico en la fotografía de larga exposición. A lo largo de los últimos meses he seguido de cerca los cuerpos celestes de nuestro sistema solar, al menos, aquellos que son visibles a simple vista. Aún debo hacer el intento por buscar a Urano y Neptuno en algún lugar remoto donde la contaminación lumínica no sea tan violenta. Pero, por ahora, estoy satisfecho con mis fotografías de la Luna, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno. Sin embargo… era momento de fotografiar la estrella más cercana a la Tierra. Esa que está a tan sólo ocho minutos luz de nosotros.
Inicia el espectáculo. Las nubes son un problema al principio, pero hay un espacio entre ellas que me permitirá capturar el disco completo. Mientras eso sucede, aprovecho para generar algunas imágenes con un carácter diferente. Me acerco lo más que puedo y capturo lo que representaría la superficie del Sol. La atmósfera tiene su efecto sobre el lo que podemos percibir, sobre todo a penas por encima del horizonte. Es una época tranquila en la superficie solar, no hay puntos solares, así que puedo apreciar el hermoso disco completo. Ese naranja maravilloso que llena mis ojos y el sensor de mi cámara.
Tengo que hacer los ajustes necesarios de forma constante, el movimiento relativo del Sol es bastante rápido. Sobre todo, porque no estoy utilizando ningún tipo de reductor de enfoque, así que el disco a penas cabe en el campo de visión de mi telescopio. Lo sigo por varios minutos y lo contemplo. Lo veo como nunca, directamente con mis ojos. Es algo hermoso.
Básicamente, lo que se puede apreciar en las imágenes es el Sol visto a través de un filtro solar especialmente diseñado para mi telescopio y que bloquea el 95% de la luz solar, incluyendo los rayos UV que suelen ser los más peligrosos. Es algo maravilloso, sólo el 5% de luz llega a mis ojos y a mi cámara. Y es fantástico lo que veo. Las nubes me dan la oportunidad de dejar atrás mi lado astrofísico y desencadenar el lado artístico.
Estaré pendiente de la actividad solar a lo largo del año. Han pasado más de 15 días sin ningún punto solar. Pero espero tener la oportunidad de capturar uno en cuanto aparezca uno nuevo en la cara visible desde la Tierra. Es sólo una fracción de tiempo el que puedo realizar estas imágenes desde la comodidad de mi balcón. Pero quizá es momento de tomar el camino hacia lugares lejanos donde pueda pasar día y noche contemplando el Cosmos. Por ahora, mi colección del sistema solar está completa, ya sólo es cuestión de mejorarla.
P.S.: I love you
f/13
25 sec
ISO-100
Nikon D850
f/0
1/60 sec
ISO-800
Celestron Advanced VX 9.25" Schmidt-Cassegrain
Nikon D850
f/0
1/100 sec
ISO-800
Celestron Advanced VX 9.25" Schmidt-Cassegrain
Nikon D850
f/0
1/60 sec
ISO-6400
Celestron Advanced VX 9.25" Schmidt-Cassegrain with Barlow 3x
Nikon D850
f/0
1/60 sec
ISO-6400
Celestron Advanced VX 9.25" Schmidt-Cassegrain with Barlow 3x
Nikon D850
f/0
1/60 sec
ISO-6400
Celestron Advanced VX 9.25" Schmidt-Cassegrain
Nikon D850
f/0
1/60 sec
ISO-6400
Celestron Advanced VX 9.25" Schmidt-Cassegrain
Nikon D850
f/0
1/60 sec
ISO-200
Celestron Advanced VX 9.25" Schmidt-Cassegrain
Nikon D850