En algunas ocasiones no hace falta ir lejos para experimentar algo especial. Hace tiempo que había querido apreciar la Experiencia Nocturna en Teotihuacán. Sin embargo, jamás me había hecho el tiempo para asistir. Así que ayer, un par de amigos y yo, decidimos tomar el camino después del trabajo. A veces sólo hace falta eso, un poco de ánimo adicional para atreverse a experimentar cosas nuevas. Porque si hay algo que no me gusta, es la gente… y temía que fuera a estar demasiado lleno.

Nuestra sorpresa vino cuando nos dimos cuenta de que el aforo es controlado y éramos alrededor de trescientas personas, las cuales me resultaron bastante manejables en la gran extensión de la zona arqueológica. La experiencia esta dividida en dos partes; primero, se realiza un recorrido guiado a través de La Calzada de los Muertos, desde la Pirámide del Sol hacia la Pirámide de la Luna; segundo, se toman lugares en las escalinatas frente a la Pirámide del Sol para apreciar la proyección audiovisual en la cara de la pirámide.

Ésta última resulta ser el mayor atractivo de la experiencia. Sin embargo, yo encontré bastante valor en el recorrido. Incluso desde la fila, para ingresar al evento, la experiencia comienza… si te atreves a mirar al cielo. La menor cantidad de contaminación lumínica en la zona; permite apreciar una mayor cantidad de estrellas en el obscuro vacío de la noche. El perro es perfectamente visible en su totalidad, en nuestra ciudad Sirius es fácilmente identificable pero el resto de la constelación es difícil de ver. Incluso la daga del cazador, la hermosa nebulosa de Orión; es visible a simple vista. El ligero color azul de Rigel la hace una de las estrellas más hermosas que podemos ver a simple vista en la ciudad. Pero el impresionante y agónico color rojizo de Betelgeuse es apreciable sin mayor esfuerzo, una estrella decadente que “pronto” dará vida a nuevas estrellas que tal vez tendrán sistemas planetarios con los ingredientes necesarias para que la vida se desarrolle.

Situados en la obscuridad de la calzada, mirando los bellos colores que iluminan las estructuras a sus costados; el guía menciona que la calzada está orientada 15° 25’ hacia el este, con respecto al norte astronómico, lo cual permitía que la vía láctea se posara prácticamente sobre ella y en ese momento comentó: “En este momento no podemos verla porque ya hay demasiada luz en el valle”. Sí, es cierto, ya hay demasiada luz en el valle para apreciarla de la forma en que los habitantes de la ciudad la pudieron disfrutar. Sin embargo, la realidad es que en ese instante no podíamos verla porque en esta época del año la vía láctea a penas aparece por encima del horizonte hasta después de la media noche. Cuando uno sabe ese tipo de cosas, puede apreciarlas y sabe a dónde mirar.

Tomo mi tiempo cada que nos detenemos, aprecio mi entorno, siento la energía del lugar… miro al cielo. Sin duda alguna, la mejor parte de la experiencia es el cielo. Sí, sólo son unas cuantas estrellas más las que se alcanzan a ver, pero… quizá alguna de esas estrellas ya no está ahí, quizá ya ha explotado y su luz a penas está llegando a nuestros ojos. Contemplar el Cosmos y comprender que no lo vemos como es, sino como alguna vez fue. Es una oportunidad de mirar al pasado y ver cómo eran las estrellas incluso antes de que la Tierra se formara.

Al terminar el recorrido; tomamos nuestro lugar frente a la Pirámide del Sol y nos alistamos para disfrutar de la segunda parte. Realmente me sorprendió el alto grado de tecnología involucrado, es agradable ver esos casos en los que la tecnología acerca la cultura a las personas, donde se utiliza como una herramienta para abrir nuevos mundos que nos permitan seguir siendo curiosos.

No tenia una expectativa específica sobre la proyección y, quizá, esa es mi mayor recomendación. Si conocen sobre la gran cultura Teotihuacana, entonces será una forma nueva de experimentar el conocimiento. Si no conocen mucho sobre ella, entonces será una excelente forma de descubrir nueva información. Sin duda alguna, creo que el combo de recorrido y proyección hacen la experiencia más enriquecedora.

Orión ya no será visible hasta finales de año nuevamente, pero siempre está la oportunidad de apreciar otras constelaciones, así que cuando vayan; tómense un momento para mirar al cielo y contemplar la belleza del Cosmos que, con toda certeza, forma parte de la magnífica experiencia que se ha desarrollado en Teotihuacán.

P.S.: I love you