Sin duda alguna, ha sido una semana… peculiar. De algún modo, el círculo se cerró, no sólo porque inició con un fantástico ballet y cerró con otro, sino porque el ciclo de emociones fue muy similar. La oscilación es una cuestión natural en un proceso, pero mientras los valles no sean más profundos que las crestas; habrá una tendencia positiva y ese es el objetivo final de todo esto: reconstruirme y redescubrirme como fotógrafo y artista; dos aristas diferentes, pero no muy lejanas.
Irónico resulta que para hacerlo he decidido “volver a lo básico”; una frase muy común en las últimas semanas. Tomarlo “un día a la vez”; otra más. Y lo cierto es que me lo estoy tomando literal porque para reencontrarme; estoy dispuesto a olvidar cosas que he aprendido, para darme la oportunidad de generar nuevo conocimiento. A veces tienes que romperte para poder formar algo nuevo con las piezas que han quedado de ti. De la misma forma que una Gigante Roja se convertirá en una Supernova y explotará regando sus entrañas por todo el universo para dar pie a una nueva generación de estrellas que brillaran por billones de años.
No ha sido fácil, pero he decidido volver a inundarme de conceptos básicos como lo son objetivos, aperturas, números f, distancias focales y más. Estoy comprometido a memorizar las cosas que jamás me detuve a estudiar porque un exposímetro electrónico me daba toda la información necesaria para capturar una imagen. Mi pereza mental la he dejado a un lado para encontrar formas de recordar esa información valiosa que, al final, me ayudará a ser un mejor fotógrafo.
También he tratado de poner en práctica los 21 hábitos, a veces se me olvidan algunos, aunque debo reconocer que el más complicado es aquel que dice que “Nadie lo logra solo”, a lo cual suelo responder: reto aceptado. Es una cuestión tonta de mi parte, pero la misma vida me ha mostrado que, al final, estoy solo y las demás personas siempre tendrán otras prioridades cuando las cosas se ponen feas. Así que, tal vez, sólo tal vez, será el último hábito que logre incorporar a mi vida.
Últimamente he reflexionado en varios aspectos de mi vida. Uno de ellos me llevó a escarbar en mis viejos apuntes de proyectos y bitácoras fotográficas. Me pareció sorprendente como es que a veces nos aterra repetir la historia. Revivir momentos que no disfrutamos, pero desde mi punto de vista… nos persiguen esos miedos porque no hemos logrado dejar atrás algo de esa situación que no deseamos volver a vivir. Leyendo esos pasajes encontré mi motto que hoy me resulta sumamente valioso recordar, pero lo maravilloso de todo esto es que lo fui a encontrar en un escrito de mi proyecto Camino a los 33. Y justo me di cuenta de que hace un año estaba describiendo mi sentir… un sentir que hoy es sumamente similar. Y pensé que tal vez yo me había equivocado en olvidar mi historia y por eso se estaba “repitiendo” nuevamente. Pero… no es así. De hace un año analicé mi situación, aprendí y di carpetazo. Abrí mi mente y mi corazón a nuevas experiencias y eso me permite ver que hoy será de la misma forma. Me había olvidado completamente de lo que viví hace un año… así de diferente e importante resulta para mí lo que hoy vivo.
Ahora sé que soy sumamente afortunado de haber tenido la gallardía de abrir mi corazón y compartir lo que era hace un año. No fue fácil terminar ese proyecto, pero tuve la terquedad, necedad o simple convicción de lograrlo. Hoy soy mucho más hermético, pero encontrar esas notas hacia mí, es lo que me motiva a seguir escribiendo. Porque no sé si en un año o dos o los que sean… volveré a leer estas líneas y encontraré información que me permita dar un paso más en la dirección que estoy decidido a caminar.
Mentiría al decir que todo lo que sucedió esta semana no tuvo nada que ver con el asiento vacío junto a mí. Pero es momento de asimilarlo y aunque la lluvia nuble mi vista… siempre tendré la posibilidad de colorear mi propio paisaje. Porque hoy los atardeceres ya soy más caóticos y los amaneceres más turbios, pero si espero; sé que un día volverá a haber amaneceres magníficos… aunque por ahora los sienta en blanco y negro.
Oportunamente la ciencia reclamó mucho de mi tiempo. Mis lecturas sobre el Cosmos y astrofísica me han llevado a ver el mundo de otra forma, a ver mi vida de otra forma. Y aunque al explotar una estrella… suele destruir lo que está en su entorno, al final es para dar paso a algo nuevo. El universo es preciso… con el tiempo las leyes de la naturaleza harán su trabajo y nuevas estrellas nacerán, la gravedad de éstas seguirá recolectando materia en su entorno y generará nuevos planetas que contarán con los ingredientes necesarios para crear vida… y, tal vez, amor.
Recuerdo con gran nostalgia una lección que hace tiempo aprendí y que hoy es momento de invocar para poder seguir este camino fotográfico en paz. A veces quisiera correr y llegar a ese punto en el tiempo donde todo lo que anhelo sucederá… pero recuerdo que soy yo quien debe asegurarse de que así suceda. Así que tomaré mi tiempo para estudiar cada lección, para comprender cada concepto, para realizar cada proyecto y presentar cada examen. Por el momento sólo me queda decir lo que esa lección me enseño: “Please, leave the door open behind you… and thank you… for stopping by.”
P.S.: I miss you