Durante las clases del Taller de Proyectos Fotográficos, se nos asignaron distintas tareas personalizadas, una de las primeras fue responder a la pregunta “¿Cómo llegué a ser quién soy?”; esta fue mi respuesta.

 

Respuesta corta: Viviendo.

Respuesta no tan corta: “Eres una persona muy sabia”, alguna vez me dijo una amiga. Mi respuesta fue “No, sólo soy un tipo que ha tenido la fortuna de vivir”.

Con base en la teoría M, soy el resultado de todos los posibles caminos. Soy habitante del multiverso.

Fui un niño solitario, metódico y analítico. Jugaba ajedrez, dominó y damas chinas conmigo mismo… siempre encontré una forma diferente de perder. No destruía los juguetes; los desarmaba… y después los volvía a armar. Mi forma de pensar me llevó a ser ingeniero, más no la ingeniería determinó mi forma de pensar.

Crecí siendo un joven distante, carente de habilidades sociales, con un puñado de amigos y temeroso de las mujeres.

Me formé entre ciencias complejas, cervezas, autómatas finitos, artes plásticas, bits, bytes y atrezos.

Una época fui feliz y en el proceso dejé mi casa, mi familia, mis amigos, mi trabajo, mi país… vaya, mi vida entera. Perdí mi identidad, mis planes, mis sueños y objetivos. Me redescubrí, me reconocí, me reinventé… resurgí entre mis cenizas.

Mi mente inquieta (y de amplio torque) me ha llevado a estudiar física cuántica, lenguaje corporal, fotografía y seguir siendo un apasionado de la tecnología.

Soy la acumulación de mis vivencias. De todas aquellas mujeres de quienes me enamoré, de aquellas mujeres que he amado y de todas aquellas que eligieron alejarse de mí. De todas las personas que han dejado algo en mi vida y de todas aquellas a quienes he aportado algo a la suya. Soy la suma de todos mis miedos, de todas mis virtudes y todos mis defectos.

Soy soltero porque no he sido elegido, soy solitario porque así lo he decidido y jamás he estado solo.

Soy la consecuencia de una constante reflexión sobre mi pasado, aplicada en mi presente, sin mirar demasiado al futuro.

En resumidas cuentas, más o menos, así es como he llegado a ser yo.

 

Mi proyecto se titula “Soledad” porque justamente eso es lo que cuestiono. En realidad, ¿qué tan solo puedo estar?

¿Cómo puedo estar solo si tengo unos padres que me han amado cada uno de los días de mi vida y que han apoyado cada una de mis locuras, que han estado ahí cuando he vuelto con las maletas llenas de pedazos de lo que alguna vez fui?

¿Cómo puedo estar solo si tengo un hermano, una cuñada y un sobrino que han estado ahí para abrazarme en los momentos que me he quebrado?

¿Cómo puedo estar solo cuando mi núcleo de amigos siempre ha estado en las buenas, en las malas y en las peores?

¿Cómo puedo estar solo si desde hace tres años soy parte de la familia fotocreativa, con quienes he compartido infinidad de aventuras, múltiples risas y varias cervezas?

La única diferencia entre hoy y hace seis años; es que hace seis años estaba cegado por el capricho de querer tener el amor de una sola persona. Me tomó tiempo… mucho tiempo. Pero, al final, logré desapegarme de todo eso, romper las cadenas y arrancarme la venda de los ojos. Eso me permitió ver la cantidad de personas que me aman y que tomarían una bala por mí. La diferencia es que hoy me ocupo por amar a las personas que quieren estar.

Y para cerrar el punto, quiero compartir una anécdota que hace mucho sentido con la frase con la que abre el statement de mi proyecto: “No se puede estar solo si te gusta la persona con quien estás a solas”.

Hace unas semanas platicaba con una amiga y entre broma y broma, la plática se puso seria. Me confesó que tenía algunos problemas de autoestima. Le conté que, en algún momento de mi vida, yo también los tuve. Ella me preguntó cómo había hecho para dejarlos atrás, a lo que respondí: “Yo te observo y me encanta lo que veo. Pero eres tú quien se despierta todas las mañanas contigo, así que tú decides si te levantas y te arruinas el día reprochándote todo lo que no eres, o si te levantas y disfrutas de quién eres y cómo eres.”

No importa la situación, siempre tenemos elección. Hoy ustedes eligieron estar aquí y, ese pequeño gesto, hace la gran diferencia.

Muchas gracias.